Volvernos a encontrar

Capítulo 5

Jane

En un abrir y cerrar de ojos se terminó el fin de semana y volvíamos a estar a lunes. El sábado estuve en casa de Astrid con su abuela, el domingo por la mañana lo dediqué a imprimir las portadas de los forros que iba a usar para cada asignatura, y por la tarde estuve con mis abuelos, tíos y primos en mi casa para echar la tarde, con la excusa de "celebrar" mi cumpleaños.

Eran las 7:10 y todavía era de noche. Estaba en la parada de autobús esperando a que llegase el que me llevaba al instituto todas las mañanas. De repente mi cerebro me recordó algo que creía haber olvidado: aquel chico. Sorprendentemente no me había acordado de él en todo el fin de semana, y me pregunté si volvería a verlo hoy.

El autobús llegó a mi parada. Me subí y ocupé el sitio en el que siempre me solía poner, pero esta vez en vez de sentarme directamente busqué con la mirada a aquel chico, pero no lo vi por ninguna parte. Supuse que no lo volvería a ver, así que me puse mis cascos e ignoré a mis pensamientos mientras miraba el cielo desde la ventana.

Poco a poco nos íbamos acercando a mi parte favorita de la ciudad: la parada de autobús del instituto. Aquella zona me encantaba porque era la mejor parte de la ciudad donde se podían ver las estrellas. Desde la ventana de mi casa se podían ver apenas 4 o 5 estrellas; sin embargo allí, cuando era de noche, se podían ver muchas perfectamente, a pesar de haber alguna que otra farola.

El autobús llegó puntual a las 8:00, me bajé y busqué a Astrid.

—Buenos días. —Me acerqué hacia donde estaba Astrid—. ¿Has visto cuántas estrellas se pueden ver aquí? —Le dije mirando al cielo.

No parecía que se fuese a poner el cielo de colores por el amanecer, pero la oscuridad y las estrellas compensaban.

—Sí, me lo ha dicho mi abuela mientras veníamos en el coche. —Me dijo mientras fijaba su vista en el cielo por unos segundos—. ¿Qué te toca ahora? —Me preguntó volviendo a fijar su vista en mí.

—Historia, para empezar bien la mañana. —Vacilé—. ¿Y a ti?

—Biología. —Me dijo con cara de asco—. No sé qué se me pasó por la cabeza cuando opté por meterme en ciencias de la salud en vez de meterme en ciencias sociales contigo.

—Tú piensa que dentro de unos años trabajarás en lo que te gusta, yo me he metido en sociales porque no tengo ni idea de qué hacer con mi vida. —Le recordé.

—Bueno, tienes un par de años aún para pensarlo. Vaya indecisa estás hecha. —Me dijo riéndose mientras miraba su móvil—. Vaya, hoy ni tiempo nos ha dado a sentarnos en nuestro banco por estar aquí de pie hablando. —Me mostró su móvil para enseñarme la hora; eran las 8:12—. ¿Vamos entrando ya?

—Sí, vamos. —Le contesté.

Nos dirigimos hasta nuestras clases juntas, ya que una estaba justo frente a la otra. Nos despedimos hasta el recreo y entramos.

El día se me hizo eterno; las 3 primeras horas se basaron en estar copiando sin parar y las 3 últimas más de lo mismo. Astrid me acompañó hasta la parada de autobús, me despedí de ella y me subí. El sitio donde siempre me solía sentar estaba ocupado, así que maldije entre dientes y me senté en el sitio que había delante del que me quería sentar.

Una vez sentada se sentó al lado mía una chica que tenía pinta de ser un par de cursos menor que yo. A mí no me molestó así que hice como ella y me puse a mirar el móvil. Miré la hora; eran las 15:15. A menudo solía ver horas de ese estilo, horas espejo, pero la mayoría de veces no sabía qué significados tenían. Me metí en Internet y busqué el significado de esa hora en específico, algo raro en mí ya que no les solía prestar especial atención a las horas así, pero algo me dijo que lo hiciese. "El significado de ver la hora 15:15 en el reloj: tu ex aún se acuerda de ti, así mismo es un gran momento de pasión y estás por tener una gran historia". Como en mi vida no existía ningún ex me fijé más en lo que leí después; "es un gran momento de pasión y estás por tener una gran historia". No tenía ni idea de a que se podía referir, así que lo dejé pasar.