—¡Yerim, Yerim! —llamó entre gritos Hyesoo, dando saltos desde el otro lado del aula hasta llegar a donde estaba, sentándose en la silla que había vacía a su derecha sin ni siquiera pedir permiso.
Acababa de sonar la sirena que indicaba el final de clases por el día, así que todos estaban ya preparados para salir corriendo del instituto y dirigirse a sus casas a seguir estudiando. O al menos ese era el caso de Yerim, que pretendía aprovechar ese fin de semana para adelantar todos los trabajos que pudiese, aunque tuviese un mes de margen por delante aún.
—No hace falta que hables tan alto, no estoy sorda —pronunció apretando los labios en una fina línea, con clara desaprobación. Daba igual que estuviese acostumbrada a la potencia de voz que tenía su amiga, siempre le resultaba molesto.
Al contrario que la mayoría de sus compañeros, que diez minutos antes del fin de la jornada se ponían a recoger, ella era la típica que no lo hacía hasta que no se aseguraba de que el profesor no tenía nada más que aportar.
—Tú siempre tan amargada —se quejó la chica, arrugando la nariz y haciendo un ademán con la mano para quitarle importancia—. Bueno, a lo que venía, que me entretienes.
—¿Te entretengo o te entretienes tú sola? —refutó de inmediato, mirándose en el espejo pequeño que llevaba siempre consigo para asegurarse de que su peinado y su maquillaje estuviesen perfectos.
—Lo que sea —la ignoró Hyesoo—. Habíamos pensado en quedar esta tarde para tomar algo, la semana que viene empiezan los exámenes y necesitamos relajarnos.
—Lo dices como si no estuvieses relajada siempre —pronunció alzando una ceja.
Desde que se habían conocido, hacía ya unos años, se había dado cuenta de que los estudios no eran su fuerte. A pesar de que había intentado ofrecerse a ayudarla en numerosas ocasiones, sabiendo que lo único que me faltaba era organización, siempre se negaba, alegando que tenía todo bajo control.
—¿Eso es un sí o un no? —insistió, sin caer en sus provocaciones. Habían tenido esa misma conversación tantas veces que sabía cuáles eran sus intenciones, con qué propósito soltaba aquellas palabras.
—¿Quiénes van? —preguntó entonces, levantándose de la silla para ponerse el abrigo.
—Todos, solo nos faltas tú por confirmar.
Agradeció que su amiga no fuese muy observadora, porque gracias a ello pudo arrugar la nariz y apretar los labios con desagrado sin que se percatase de esos gestos.
Iba a aceptar, unirse a la quedada como siempre, ya que aunque debería estudiar lo llevaba lo suficientemente bien como para poder permitirse un descanso, pero una parte de ella, más grande de lo que le gustaría admitir, esperaba que Hyesoo le dijese que Seungmin no iba, como las últimas veces.
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God's Menu - Kim Seungmin
FanfictionPara Yerim, las segundas oportunidades no son más que una pérdida de tiempo; pero cuando Seungmin reaparece en su vida, después de años sin hablar, su coraza empieza a quebrarse. *** Solo se necesitan tres adjetivos para describir a Yerim: fría, rac...