Éramos tu y yo.

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Espero tengan pañuelos 😀

———————

Respiro su aliento una vez más, con el vaivén de sus caderas impactando contra las mías, rodeándolo con mis extremidades, exigiendo más cercanía de la que nuestros cuerpos podían otorgarnos.

Quiero que bese mi alma, no solo mi cuerpo.

¿Cómo es que llegamos a esto?

•••

—¿Lorena, me estás escuchando? —Barbi refunfuña frente a mí, antes de beber su café.

—Perdón, ¿Qué decías?

La veo rodar los ojos antes de que coja sus cosas de la mesa y las aliste.

—Te decía que si no mueves tu culo, claramente vas a hacer que llegue tarde a mi cita.

Le doy mi sonrisa a modo de disculpa, mientras junto nuestras cosas y la escucho suspirar a medida que guarda todo en su cartera.

—¿Hay algo mal? —la cautela en su voz me informa lo angustiada que está.

—No, ¿Porqué?

—Estás perdida desde que llegó el pintor ese, ¿Realmente todo surgió normal en la entrevista?

La mención de él hace que me detenga por un nanosegundo antes de reanudar mis acciones y levantar la mirada con una sonrisa en mi rostro.

—Solo le hice la entrevista, cenamos y luego fui a nuestro apartamento a transcribirlo, tu misma lo leíste y me felicitaste por lo relajado que se leía.

No podía decirle a mi mejor amiga que esa noche en cuánto lo vi, no pude evitar saltar en su encima y que luego fui abandonada en la habitación de un hotel con dinero puesto sobre la mesita de noche, como si de una cualquiera se tratase.

Tampoco le puedo decir que continuábamos viéndonos y que el patrón se repetía una y otra vez, mientras me iba enamorando de él.

No puedo...

La vi asentir no muy convencida y luego me acompañó hasta la biblioteca de la universidad en dónde se encontraba con su novio.

—Linda Lore —me saluda Andrew antes de rodear a su novia y besarla—.

Sí, lo que me faltaba.

—Bien, continúen devorándose, iré a escribir. —la risa de Bárbara no tarda de llegar y se aleja de su novio para mirarme.

—Llámame cualquier cosa. —dice y noto el pellizco que le da su novio— Mejor escríbeme. —se rectifica y me río.

—Usen condón, y como se les ocurra follar sobre mi sofá, los asesino. —fulmino a Andrew con la mirada a lo que él alza las manos riendo.

—Será nuestra primera parada, lo prometo. —bromea y Barbi se pone colorada antes de golpearlo.

—©—

Muerdo la goma de mi lápiz, mientras la hoja de Word en blanco se burla de mi.

—Es tu oportunidad, Lorena, vas a entrevistar a tu pintor favorito. —recuerdo la voz animada de Barbi. —E. Schwarzenberg en tu columna, sabes que él no suele dar entrevistas.

Dame una noche más [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora