El hombre de los anillos [parte 1]

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Luego de respirar profundamente, reajustarme los senos dentro del vestido y dibujar la mejor de mis sonrisas, salí del desagradable baño de la discoteca.

Salir de fiesta nunca ha sido un inconveniente, mucho menos si estoy rodeada de mis amigas.

Me acerco a ellas esquivando a los borrachos, Ariel es la primera en notar mi presencia y me regala una de sus tan dulces sonrisas.

—¡Jenna! No vas a creer lo que acaba de pasar —suelta de forma efusiva mientras tomo asiento—, un tipo se ha acercado a tratar de ligar con Glei.

Vaya... La novedad del momento.

Noto la sonrisa divertida en el rostro de la mencionada, como el rostro pasmado de Sara y los residuos del labial de Glei sobre su boca.

—Nos a comprado una botella de whisky solo por nuestra linda demostración de amor —Glei me guiña un ojo y Victoria suelta una carcajada que resuena sobre la música.

—Hacen antojar y ni invitar —suelta Victoria con una fingida tristeza.

Ruedo los ojos conociéndolas perfectamente y me río de la forma en la que Sara continúa en shock.

La música cambia a un reguetón que no reconozco pero Ariel y Victoria sí, por lo que nos arrastran a todas a la pista para bailar.

Pronto el sudor se hace presente y empiezo a creer que fue mala idea aceptar los tacones de Glei —son jodidamente altos—, nos movemos al ritmo de la música mientras bebemos de nuestros vasos y nos reímos cuando Sara coge de las caderas a Victoria y esta comienza a perrearle apoyándose sobre sus rodillas, llamando la atención de varios hombres a nuestro alrededor.

Solo pido una noche de chicas, solo una...

Las horas pasan junto con los tragos cuando lo veo, sentado al otro lado de la discoteca, con una mirada acechante y un trago en la mano.

Siento un jodido deja vú, y Ariel al notar la falta de movimiento en mi baile, sigue mi mirada hasta el muchacho.

—Santa mierda. —suelta causando que en cadena todas giren la cabeza hacia él.

—Ese no es... —Victoria corta su frase tomando la muñeca de Glei que lo mira con coquetería.

Pero él solo me mira a mi, sus ojos son una mezcla de azul, verde y gris, y a pesar de la lejanía, puedo jurar que los cabellos negros que se deslizan por su frente, no son naturales.

Trago saliva, sintiéndome malditamente hipnotizada.

—Mueve el culo, Jenna, solo mirando no conseguirás nada. —me alienta Sara.

Giro mi vista hacia el resto que si conocen de la descripción de aquel hombre y las similitudes que posee con el que les platiqué.

—Si no vas tú, voy yo. —suelta Glei, retándome.

—Quieta, morena, ese es de Jenna, yo te consigo otro. —Victoria rodea la cintura de Glei reteniéndola.

Maldito universo, solo te pedí una noche de chicas.

—Bien.

—Esa es mi mujer. —dice Victoria y Ariel nalguea mi trasero antes de que comience a andar.

Mi caminar es lento, como el de un león cazando a su presa, pero la mirada que me otorga y la forma en la que se reacomoda en el sofá, me hace dudar sobre quién es la presa aquí.

Un tipo fornido se me atraviesa e insiste en una plática de coquetería ridícula que me hace esquivarlo para seguir con mi camino, hasta que este me coge de la muñeca, deteniendo mi andar.

Dame una noche más [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora