Mr. Devans

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Para mi mommy, te mando un remuah, guapa 🧡🦋.

Trabajar en Devans Company no es más que un martirio cuando eres la secretaria del dueño de este consorcio.

Soy la secretaria que más ha durado en el puesto y es porque casi no veo a mi jefe, aunque mis "compañeros" de trabajo murmuran a mis espaldas sobre ser la puta personal del señor Devans.

Si supieran que ese hombre lo único que sabe hacer es ordenar y cerrarme la puerta en la cara.

Suspiro en mi escritorio cuando me llama desde su oficina y me adentro a esta con su agenda en mano.

—Diana, te llama—

—Es Dannie. —lo interrumpo y él frunce el ceño.

Estúpido Dominic.

Dannie...

Maldigo internamente que mi nombre suene tan bien en su cretina boca pero espabilo para no recibir ningún regaño.

—Espero hayas agendado el viaje de negocios que tenemos el viernes.

—El viaje lo tengo apartado para usted, señor.

—¿Para mi? —se recuesta sobre su asiento antes de mirarme de abajo hacia arriba— recuérdeme ¿Para qué tengo una secretaria?

—Mis funciones terminan cuando pongo un pie fuera de la compañía, señor Devans, y lamento informarle que existen diferencias entre una secretaria y una asistente personal.

Cierro la agenda con más fuerza de la que pretendía pero no me arrepiento de nada, alzando mi cabeza y manteniendo mi postura..

—Pues te contrato como asistente personal, Dannie, no me hagas más difícil esto. —le resta importancia— El viernes necesito qu—

—Lo lamento señor, pero ya que usted tenía su viaje de negocios había pedido el día libre para poder pasarlo con mi hija y asistir a su recital.

—¿No puede su hija cambiar el día?

—Señor, si necesita una asistente personal, se la puedo conseguir hasta el viernes —menciono sacando la tablet detrás de la agenda y escribiendo lo que necesito en esta—, dígame cuáles son sus requisitos y le conseguiré al asistente que necesite.

Sus ojos me recorren de arriba abajo, y los músculos de mis piernas se tensan bajo las pantimedias negras.

—La veo el lunes, Dannie, salga de mi oficina.

Maldito hombre sensual.

Dominic Devans debería considerarse ilegal en el mundo, en serio.

—©—

Me giro sobre mi asiento, recibiendo una llamada de servicios sociales informando de una emergencia en la cual solicitan la asistencia del señor Devans.

Me levanto y abro la puerta luego de dos simples golpes.

—Señor De—

La voz se me corta, mientras él maldice y se acomoda los pantalones, abrochándoselos.

—Debería aprender a tocar la puerta antes de abrirla.

Mi vista permanece en su pronunciado bulto y sacudo la cabeza alzando la mirada hacia su rostro, trago saliva antes de decir.

—Lo buscan en servicios sociales, señor.

—¿Nivel de urgencia? —pregunta cruzándose de brazos, remarcándose sus músculos a través de la tela de su camisa.

Dame una noche más [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora