El hombre de los anillos [parte 2]

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Estoy recostada sobre la cama del apartamento de Alex, luego de que el guardia del aparcamiento nos amenzara con llamar a la policía por tener sexo en el coche.

—Abre las piernas, Jenna.

Alex desciende por mi cuerpo dejando un camino de besos y subiendo mi vestido a las caderas.

Tiemblo bajo su tacto y suspiro llevando mis manos a sus cabellos cuando siento sus dedos correr mis bragas a un costado dándose acceso rápido.

—Jodidamente bueno.— exclamo sintiendo su sonrisa sobre la piel húmeda de mis pliegues.

Tantea mi entrada con su lengua mientras me apoyo sobre uno de mis codos para tener una mejor vista de lo que está haciéndome.

Noto como sus manos abandonan mis piernas para comenzar a deshacer los botones de su camisa y el resto de sus prendas, mientras lame, besa, succiona y toma todo lo que puede mi necesitado coño.

Bajo las tiras de mi vestido y le agradezco al altísimo porque este no me haya permitido llevar brazier.

Me sobresalto sintiendo el frío del material de sus anillos cuando introduce un dedo dentro de mi, seguido de otro.

Me tenso bajo su toque y las piernas me tiemblan, suelto mi cabeza hacia atrás con satisfacción dejándome llevar por un orgasmo que no le tomó mucho tiempo conseguir y él continua ahí, bebiendo todo lo que suelto.

Mi respiración es un desastre y la suya se asemeja tanto cuando se levanta, bajándose los calzoncillos y cogiendo un condón de su mesita de noche.

—Un lamentable desperdicio el que le dejamos de regalo al guardia- dice colocándose el látex en su falo.

-Solo eras tú, siendo moralmente correcto, yo hubiese dejado que llamara a los policías.

Nos sonreímos, y él se acerca tomándome de la espalda baja, levantandome como si no pesara nada.
Gira en su posición conmigo encima, sentándose en la cama, dándome el control de la situación y gozo provocándole gemidos graves que suelta y no se cohibe.

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Un orgasmo después, realmente nunca creí que montar a Alex fuese tan satisfactorio.

Su cuerpo carece de prendas, dejando únicamente sus accesorios que permanecen fríos al tacto e incrementan mi líbido, y yo continúo con el vestido enrollado en mi cintura y las bragas estiradas hacia un costado.

Malditamente adictivo.

El sudor recorre mi cuerpo y gimo fuertemente cuando coge mi cabello tirándolo hacia atrás mientras meneo mis caderas sobre su regazo y rasguño la piel de su torso, confirmando mis sospechas, los vellos en su abdomen son rubios.

Su brazo libre consigue rodear mi cintura, controlando la frecuencia de mis movimientos, levantando su cuerpo y atrapando mi pezón con su boca.

-Alex -gimo necesitada por libertad.

Quiero ir más rápido y el peso de su brazo no me lo permite.

-Déjame... -apoyo mis manos en sus hombros buscando impulso y él aprieta su agarre dejándome quita, con él muy dentro de mi.

Provoca un sonido vacío cuando libera mi seno y reparte pequeños besos sobre mis pechos, haciendo un camino de uno a otro.

-No tan rápido, cariño, tengo mucho tiempo para saborearte -sube la mirada hacia mi y sonríe sobre mi piel-, pedazo a pedazo, durante toda la maldita noche.

Dame una noche más [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora