Somos tu y yo [Continuación] II

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Aún con las manos sobre su piel sedosa el temor a perderla se hizo casi asfixiante.

Edmun... —sus ojos brillosos conectaron con los míos y la besé.

No te dejaré ir jamás...

—©—

Edmun:

Era el claro ejemplo de lo que la gente llamaba "idiota", permanecí apoyado sobre la pared del pasadizo del apartamento de Lorena, incluso después de que Mathew me ofreciera su habitación para invitados y la sorpresa en el rostro de su esposa, al enterarse de mi interés por la dueña de la puerta a la cuál me hallaba mirando.

Había pasado los últimos ocho meses lidiando con mi mierda, fingiendo que su ausencia no me afectaba o que no se había ido de aquella habitación de hotel junto con mi corazón.

Tarde me dí cuenta que ya era suyo desde el momento en el que nuestras miradas se juntaron.

No quería aceptar que me ponía ansioso cada vez que Mathew me invitaba a su casa, expectante a que apareciera ella, cómo tampoco quise aceptar que lo que sentía estando a su alrededor era más que simple atracción sexual.

Me había esforzado tanto en marcar un límite que cuando la bomba estalló en mi cara no pude reaccionar como mi cabeza tanto me lo pedía.

Me rodeó para recoger sus prendas y la seguí con mi mirada sin saber que hacer.

—Lorena...

No te vayas...

—Debo terminar un trabajo esta noche.

—Lo puedes terminar mañana, Lorena.

Duerme un poco para que mi corazón obtenga un poco más de ti sin ser capturado.

Mi pecho se contrajo ante la falsedad de su sonrisa, completamente vestida ante mi.

Esta no es mi Lorena.

—No creo, mañana debo entrevistar a Derek Cooper y ya sabes que me gusta tener y atender bien a mis entrevistados.

Hasta ahora yo era la única figura pública en su columna, por lo que su insinuación clavó otro puñal en mi.

Quería alcanzarla y sacudirla, decirle que se dejara de tonterías y volviera a mis brazos pero mi cuerpo dejó de funcionar.

—Gracias por la noche.

Su mirada heló todos mis músculos mientras cogía su bolso antes de salir de la habitación.

Al final, Derek Cooper resultó ser más inteligente que yo.

En estos momentos él la tenía entre sus brazos mientras yo esperaba ansioso por un simple segundo en el que su mirada volviese a conectar con la mía.

El sonido de la puerta de Lorena me hizo levantarme rápidamente del suelo, ahogando mi ilusión cuando la figura del hombre apareció ante mi y no la de ella.

Dame una noche más [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora