Capítulo 14

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~Verdades confusas~

DAMIÁN BLACK.

Hace más de tres años, creo, no recuerdo muy bien, maté a mis padres a sangre fría, los ate a la cama con sabanas blancas bajo ellos, con diferentes armas a mi disposición, cuchillos, armas de fuego, látigos, bates de béisbol con púas, cadenas de hierro y de todo tipo.

Mi madre fue la primera en morir, la maté a ella primero porque sabía que mi querido padre la amaba y como siempre me ha enseñado el abuelo Black, sus palabras siempre fueron claras:

-No puedes tener ningún sentimiento, no debes amar porque no sabemos que es el amor en este mundo, si amas esa será tu debilidad, y la debilidad es algo de...

-...de débiles y cobardes-digo terminado por él.

-Exacto nieto mio, por más nieto que seas de mi, sabes que me pondría yo primero antes que a ti. Tu padre te pondría a ti y a tu empalagosa madre primero. Eso es de débiles, y esta mal sentir Damián. Lo sabes perfectamente.

-Jamás tendré esa debilidad abuelo.-le dije prometiendo.

Por eso el día que mate a mi madre, hice que mi padre presenciara cada grito y sollozo de esa mujer, cada golpe que le propinaba, ella se echaba a llorar y a suplicar que pare. Pero jamás lo hice, a mi padre lo dejé varias horas junto al cuerpo sin vida de mi madre. Luego de dos días fui a visitarlo a su celda, tomé un arma de filo y le corte los dedos, se los hice comer, luego le corte la lengua e hice lo mismo.
Luego corte en pedacitos su cuerpo, los dos, de mi padre y madre. Mandé a que cremaran los cuerpos, una vez hechos cenizas las fuí a esparcir como un huérfano, triste y responsable que saldría adelante sin sus padres.

Pero lo que más raro se me hace es que; ¿a quien mierda maté y quemé, si es mi madre la que esta aquí?.

-No, no, no puede ser... yo... yo te maté, quemé tu cuerpo Katherina.-digo agarrándome del cabello.

-No, hijo no me mataste, creí que serías más inteligente para descubrirlo.

No, no entiendo nada. No puede ser posible.

-No, yo te maté, los mate a los dos. Yo creme sus cuerpos, cenizas nada más quedaron Katherina.

-Oh hijo mío, tengo mucho que contarte.

¿Será que...?.

-Katherina, responde mi pregunta. ¿Dee esta muerto?

Ella me observa con esos ojos tan idénticos a los míos, sus ojos inexpresivos llenos de enojo y furia. Trato de distinguir otro sentimiento pero no logro nada...

-No.

Colapso. Caigo al suelo de rodillas. No estoy triste, estoy furioso, asustado y avergonzado.

-Mamá... lo-lo siento.

Digo y ella se acerca enmarcando mi rostro entre sus manos, sus dedos recorren mis cejas y mis ojos, aleja sus manos y la alza en lo alto, mi mejilla se siente caliente y palpita. Me acaba de abofetear.

-Te lo merecías.-dice dándome un beso en la frente.

-¡Estas loca mujer!.-grito sobando mi cara.

-¿Donde vives?.-pregunta ella después de conducir hasta mi nueva casa.

Un Solo CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora