Capítulo 11 "Y muy... brillante"

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Septiembre, 2016.

Los días habían pasado con más velocidad de lo que me gustaría, llegando a tener tiempo de prepararme, de asimilar que, en serio, estaba a horas de casarme, siendo mañana a las nueve de la mañana la hora en caminaría hasta el altar para dar el sí, acepto.

La fiesta de solteros y solteras se combinó en una cena entre las dos familias, y mi madre estaba demasiado ocupada en organizar a los sirvientes que apenas prestaba atención a mi queja de no querer hacer esto. Lo que agradecía es que no vendría mucha gente más que los padres de Hermes y sus dos hermanos junto con tres invitados adicionales por ambas familias, tales como una de mis primas lejanas y mis abuelos maternos.

A la hora acordaba, los invitados llegaron y yo bajé para recibirlos, mi mirada dio directo con una mujer de cabello rojo que reconocí como la chica que me intrigó en la noche de mi compromiso. La miré mientras bajaba las escaleras, era una chica hermosa de sensuales y de ojos grises muy oscuros, estaba detrás de hermanos, pero de todas formas le daban un hueco en el medio para poder presentarla. Era curioso quien era ella, y para poder venir aquí debía de ser alguien importante para la familia, o para mi prometido. Aquello me acordó de pronto a la conversación de tuve con mi madre:

«—Madre, ¿puedo hacerte una pregunta?—le dije luego al día siguiente de la fiesta de compromiso.

— ¿De qué trata?—preguntó sin interés, todavía mirando la revista en sus manos mientras estaba a mi lado tomando sol en la piscina.

— ¿Y si mi marido tuviera una amante?

Levantó la vista hacia el frente, sin mirarme a su lado. Se quedó un rato en silencio y luego giró su cabeza en mi dirección.

— ¿Dices, qué debería hacer en esa situación?—asentí—. Nada, los hombres nunca son de una sola mujer, Johana. Eso solo pasa en los cuentos de hada que te contaba cuando eras una niña.

— ¿Dices que no haga nada?

—Estoy diciendo que mientras ella sea la amante, está bien. Porque tu siempre estarás más alto que esa trepadora. Si Hermes te es infiel, solo deja que lo haga, nunca lo critiques y lo confrontes. No arruines ese matrimonio, Johana—volví a asentir y ella miró de nuevo su revista—. Solo se mejor, siempre mejor que ella»

Sí, mientras yo sea la Señora Blackford, siempre estaría todo bien. Yo no amaba a Hermes, y no me sentía dolida porque ella fuera su amante.

Llegué estaba donde estaban y los saludé, uno a uno hasta llegar al abuelo Blackford que era demasiado similar a Hefestos, pero mucho más mayor y con un aura de autoridad que no tenía mi joven amigo que me saludó extrañamente decaído. Salude a Zoe y luego llegué hasta la mujer que me dio una sonrisa amable. La miré de pies a cabeza y luego también sonreí.

Miré a Hermes para que me la presentara.

—Ella es Hannah, Johana, es mi prima.

Casi me atraganto con mi saliva.

Ella era su prima.

Hannah estrechó mi mano, mientras yo seguía sorprendida por la reciente información. Fuimos al comedor y cenamos, un ambiente que tornó algo aburrido en cuanto los hombres comenzaron a hablar de negocios. Tomé una copa de vino y miré a Hefestos revolviendo su comida sin interés, Hades lo miraba de soslayo a veces y Zoe le dio un suave apretón en el hombro. Él se levantó disculpándose para poder ir al baño y me ofrecí a llevarlo con tal de conocer el motivo de tu mal humor, caminó a mi lado sin decir nada y lo guié hacia un balcón. Él se dio cuenta en cuanto llegamos que no era el baño y me miró confundido.

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