Mordida Equivocada | 2MIN

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El lugar era exactamente como Seungmin lo había imaginado.

El tumulto de gente estaba por todos lados y el boliche era enorme. Las luces azules iluminaban el ambiente, prendían y apagaban, o tal vez era el pánico que el ver a tanta gente le causo, encima de ellos había otro piso en el cual también personas estaban bailando. Enseguida se agarró del brazo de Minho, por puro instinto, en el momento que un grupo de hombres pasaban a su lado.

—Hey, tranquilo — Minho le dijo bastante cerca mientras miraba hacia todas partes. Cuando volteó su rostro, quedó a escasos centímetros del de Minho, pero no se molestó en alejarse. Solo asintió. Sabía que junto a él estaría bien.

Changbin, Jeongin y Hyunjin se marcharon hacia la barra una vez que entraron, solo soltaron un efusivo grito al entrar antes de desaparecer y agradecía que Minho los hubiera seguido tan rápido porque no se movió por varios minutos hasta que se sostuvo de su brazo.

Luego de que Minho hizo que enlazara su brazo con el de él, comenzaron a caminar hacia la barra, la cual estaba increíblemente casi vacía. Enseguida lograron encontrar a sus amigos y notaron que ya estaban pidiéndole alguna bebida al barman, quien los miraba divertido.

Seungmin se prometió que no bebería ni una mínima cosa esa noche, de otra manera no sabía qué es lo que pasaría y debía cuidar a Minho. Debía cuidar que no hiciera ningún escándalo que lograra hacer enojar a su padre.

Se sentó en uno de los bancos que había alrededor de la barra. A su izquierda había uno vacío, pero a su derecha un sujeto estaba ocupando el lugar mientras miraba hacia la multitud de gente bailando. Por lo que se dio cuenta, era un Beta, así que cuando luego de quince minutos de estar ahí Minho se marchó, prometiendo que no se alejaría mucho, no se sintió tan temeroso.

Miró a sus amigos bailar por un rato, riendo un poco de las payasadas que hacían. Todos tenían un vaso de plástico de tamaño mediano; no sabía lo que contenía, y no pensaba averiguarlo ni siquiera preguntándoselo a alguno. Muy pocas fueron las veces en las que bebió hasta ponerse borracho, y no quería repetir lo que sentía al día siguiente. No, por supuesto que no.

Pensaba que al tener puesta una chaqueta de las de Juyeon tal vez ningún Alfa se le acercaría, sin embargo, fue todo lo contrario, ya que varios se acercaron y a todos rechazó. La mayoría se iban sin hacer un escándalo, pero algunos... insistían. Y solo con uno agradeció que Minho apreció. No supo si se había dado cuenta o qué, pero llegó en el momento justo que el Alfa comenzaba a alzarle la voz por rechazarlo varias veces.

Seungmin tuvo bastante miedo, pero Minho lo salvó y se colocó en medio del Alfa y él.

—Detesto esto —murmuró Seungmin luego de que el Alfa se había ido. Tuvo que alzar un poco la voz, pero Minho logró escucharlo a la perfección.

—Eso te pasa por estar bueno.

Seungmin lo miró y entendió por qué Minho decía eso al ver que tenía uno de los vasos en la mano. Calculaba que estaban en ese lugar desde hace mínimo dos horas, y varias veces Minho y sus amigos habían cambiado de bebidas junto a él, para luego volver a bailar entre la multitud de la gente. En ningún momento bebió algo a pesar de que le ofrecieron.

—Vamos, Minnie —La voz de Minho sonaba un poco temblorosa gracias al alcohol ingerido en esas horas—. Bebe por lo menos un poco. Debes... debes tomarte la vida con ligereza porque recuerda que luego te marcarán y tendrás que ser todo perfec- —hizo una pausa soltando un hipido— -tito.

Seungmin puso los ojos en blanco, pero secretamente sabía que Minho tenía razón. Estaba claro que cuando Juyeon lo marcara (si es que así pasaba) u otra persona lo hacía, habría cosas que quedarían en su pasado. Un ejemplo era su carácter, pues no podría ser muy directo y mal educado (porque admitía que a veces se dejaba llevar y lo era) con todas las personas que no le cayeran bien, pero Juyeon necesitaba la aprobación de quien sea.