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Seungmin se sorprendió cuando su celo llegó algunos días después de haber regresado de Francia. Trató de tomarlo con tanta calma como le fue posible, aunque al estar fuera de su casa, de su lugar seguro, le resultó demasiado complicado.

Con la ayuda de Minho logró sobrevivir a un celo que duró cuatro largos días, gracias a los cuidados y a la paciencia que en ningún momento dejó de mostrar hacia él. Cuando todo se terminó se sintió más aliviado que nunca. Sin embargo, no le gustó despertarse solo al día siguiente.

Acostado entre las sábanas, soltó un profundo suspiro mientras miraba a su alrededor con decepción. Se preguntaba por qué Minho había decidido dejar la habitación un día después de haber pasado su celo juntos. Una repentina llamada de Junho no era una opción, ya que el alfa le había dado días libres para resolver lo sucedido en la casa. Además, probablemente ya le había llegado la noticia de su rutina. Entonces, ¿qué podía ser tan importante que se marchó sin siquiera dejar una nota?

Decidió que lo mejor era darse una ducha rápida para tratar de ahuyentar las preguntas que no dejaban de asediarlo. Sin embargo, no se sintió mucho mejor al salir del baño. Se vistió con algunas prendas que encontró en su maleta y, como distracción, se puso a limpiar la habitación, ordenando el desastre que habían hecho durante esos días, sin importar el dolor que sentía en el cuerpo.

En ningún momento Seungmin dejó de preguntarse dónde podía estar Minho y por qué ni siquiera le envió un mensaje avisando que estaría fuera. ¿Cuál sería la razón? ¿Realmente tanto le costaba escribir algunas palabras en una breve explicación? De repente comenzó a enojarse nuevamente, como cuando apenas despertó y se percató de su ausencia. Por un segundo pensó en también marcharse antes de que regresara para que sufriera lo mismo que él al no saber dónde se encontraba, pero todavía tenía varias secuelas de su celo y no quería arriesgarse a salir solo a la calle.

Cuando Minho cruzó la puerta de la habitación varios minutos después, Seungmin se asustó un poco por lo repentino y brusco que fue, pues no esperaba que regresara sin haber enviado un mensaje de aviso.

—¡Buenos días! —Minho exclamó con una gran sonrisa. Seungmin, que se encontraba recostado en la cama con el celular en la mano, lo miró con las cejas alzadas, serio—. ¿Cómo despertó el omega más lindo del mundo? Mi omega, por supuesto.

—Tu omega despertó solo después de 4 días de celo. Así despertó tu omega —Seungmin respondió con desdén, provocando que la sonrisa de Minho disminuyera en una mueca—. Cuéntame, entonces. ¿Qué era tan importante que te fuiste y me dejaste aquí sin siquiera una nota o mensaje?

Minho se encogió de hombros y se acercó mostrando una bolsa de cartón. Seungmin dejó su celular a un lado y se cruzó de brazos observándolo igual de irritado que antes, pidiendo con la mirada una explicación.

—Te compré algo de ropa —Minho explicó extendiendo la bolsa junto con un tono de voz suave. Seungmin la agarró dudoso—. Sabía que la necesitarías y pensé que era lo mejor.

—Mhm. Supongo que gracias.

—No fue nada, cariño. Además aproveché que Jisung quería hablar conmigo desde que regresamos del viaje y me ayudó a escogerlo.

Seungmin había comenzado a mirar las prendas que estaban dentro de la bolsa, sin embargo al escuchar lo dicho por Minho se detuvo repentinamente y llevó sus ojos una vez más a él. Lo encontró tocando distraídamente las cremas que se encontraban sobre una pequeña mesa que tenían en el cuarto de hotel, al parecer sin haber notado su reacción.

Dejando la bolsa a un lado sobre la cama, Seungmin se pasó las manos por la cara y soltó un suspiro profundo preguntándose qué debía hacer o decir ahora. Porque Minho se fue con Jisung en vez de quedarse con él luego de un celo, sabiendo lo tan necesitado de atención que se sentía en esas ocasiones.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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Mordida Equivocada | 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora