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Seungmin se despertó gracias a la inquietud que estaba sintiendo, y cuando abrió los ojos y se sentó en la cama, un fuerte tirón en su cuello lo hizo sisear y llevar una mano ahí. Luego de eso, una fuerte comezón en el mismo lugar lo atacó, pero no se animó a llevar su mano ahí para rascarse. Supo que era por algo que tenía que ver con Minho, ya que exactamente era donde la mordida se encontraba.

Se levantó de la cama dándose cuenta de que había ido a dormir con la ropa que tenía puesta, lo único que no llevaba eran los zapatos, y de todas formas no se los colocó antes de salir de la habitación. No vio a Minho en la sala que daba directo a la habitación, pero pudo percatarse de que alguien estaba en la cocina... y ciertamente no lucía como Minho.

Caminó hacia la cocina con el ceño fruncido y trató de descifrar quién era la persona que estaba de espalda, lavando algunas cosas. Hasta que se volteó un poco y suspiró un poco tranquilo, sólo que enseguida se fue aquello para ser reemplazado por la curiosidad.

— ¿Jisung? —cuestionó, logrando que el chico se diera vuelta y lo mirara con una sonrisa—. ¿Qué haces aquí? ¿Y Minho?

— Vine antes de que Minho se fuera a... no sé a dónde se fue —soltó una risa y Seungmin asintió. ¿Minho se había ido y lo dejó solo?—. ¿Cómo estás, Seungmin?

Seungmin sonrió un poco mientras se acercaba a su amigo. Realmente nunca fueron muy cercanos, pero al fin de cuentas eran amigos y quién mejor para hablar de todo que estaba pasando.

— Confundido —admitió, apoyándose contra la mesada y miró a Jisung cerrar el grifo—. Estoy mal, pero a la vez... me siento un poco tranquilo. Y luego quiero llorar porque con todo esto lastimaré a Juyeon, también a mis padres.

— Bueno —suspiró Jisung acomodándose a su lado—. Por lo menos sabes que no estabas en celo y no quedarás embarazado.

Jisung soltó una risa, pero Seungmin lo miró con seriedad. En serio, aquello no le dio ni un poquito de risa. Absolutamente nada.

— ¡No me mires así! —pidió Jisung con la voz divertida. Luego se puso serio, negando con la cabeza—. Y con respecto a tu familia... los Omegas hombres nacimos para eso, Seungmin, sólo para decepcionar a nuestra familia. ¿Pensabas que serías la excepción?

Seungmin lo observó por unos segundos en silencio. Luego soltó un suspiro profundo y habló. — Eres mi amigo, se supone que debes darme apoyo, pero la verdad es que tus palabras sólo me dan más ganas de llorar.

—Sí, soy tu amigo, y así como se supone que debo darte apoyo, también se supone que debo ser sincero. Y no seas llorón, no va con tu actitud de chico fuerte que tienes siempre.

Seungmin tuvo ganas de responderle con palabras bruscas porque nunca conoció ese lado tan hostil de Jisung, pero antes de que pudiera escuchó como se abría la puerta de la entrada y luego ser cerraba con fuerza. Enseguida Seungmin se dirigió hacia la sala principal para ver qué era lo que pasaba.

— ¿Minho? —dijo al ver que caminaba hacia el sofá y se sentaba allí.
— ¿Qué sucede?

Minho le dio una mirada antes de apoyar los codos en sus rodillas y enterrar su cara entre ambas manos. Seungmin enseguida se alarmó y caminó hacia él para sentarse a su lado. Segundos después, también apareció Jisung con expresión preocupada y se sentó al otro lado de Minho.

—Minho —Seungmin dijo, tratando de quitarle el rostro de entre las manos—. Minho, habla conmigo. ¿Qué pasa?

Minho no dijo nada en un par de minutos. En el momento que Seungmin vio a Jisung poner una mano en el brazo de Minho, sólo para demostrar apoyo, tuvo la urgencia de quitar la mano de ahí, pero se resistió, ya que no sabía de dónde salió aquel sentimiento. Además, no era momento de celos irracionales.

Mordida Equivocada | 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora