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Minho reaccionó en el momento que estaba encima de Seungmin sobre la cama. Para su suerte –o desgracia– ambos se encontraban vestidos aún.

Se alejó de la boca de Seungmin y este abrió los ojos. Los tenía más brillantes de lo normal y sus pupilas estaban dilatadas. Minho estuvo a punto de volver a besarlo al darse cuenta de lo tan hermoso que se veía, sin embargo se salió de arriba de él ante la atenta mirada que le daba. Seungmin no estaba en sus cinco sentidos, por lo que no podía tener sexo con él. Luego lo tendría acusándolo de que nunca quiso hacerlo, de que fue un error y que era su culpa.

No estaba dispuesto a aguantar nuevamente eso.

—Honnie... ven, no te vayas —pidió Seungmin en una súplica, también levantándose de la cama.

El mayor retrocedió mientras que Seungmin se acercaba a él. Se notaba perfectamente que el celo había dominado cualquier parte coherente de su mente. Sin embargo, Minho sabía que no estaba muy lejos a estar como él, pues en cualquier momento el aroma y la insistencia de Seungmin también lo abrumarían y terminaría perdiendo la coherencia. Por lo que era mejor que se fuera antes de que ocurriera. Pero tampoco era que quería dejar a Seungmin ahí, solo y sufriendo por el jodido celo. Su Alfa se negaba rotundamente a abandonar a su Omega.

Ni siquiera se dio cuenta en qué momento sucedió, pero los labios de Seungmin estaban nuevamente sobre los suyos, y cuando se dio cuenta de que lo estaba dominando, pasó a ser él el que estaba al mando. Lo colocó contra la pared y lo besó con algo de brusquedad, escuchando como gimoteaba.

—Seung —susurró cuando pudo separarse. Abrió los ojos y el menor también lo hizo. Quiso alejarse, irse de ahí porque luego el Omega estaría arrepentido, pero no pudo al sentir el aroma de Seungmin. Lo tanto que hervía su piel debajo de sus toques. No era tan fuerte como para marcharse—. Debo ir a...

— ¡No te vayas! —Lloriqueó con desesperación—. No te vas a ir.

—Seungmin, debo ir a decirle a Grace que tiene que irse. No podemos dejar que se quede aquí mientras estás en celo.

— ¡No te vas! —sentenció Seungmin obstinadamente para luego devorar su boca de nuevo. Minho lo tomó de la remera bruscamente y lo dirigió hacia la cama para dejarlo acostado allí, él estando encima del Omega.

—Escúchame —dijo, separándose y usando su voz Alfa. Seungmin lo miró atento y gimoteo. —. Iré a decirle a Grace que tiene que irse y luego vuelvo. Te quedas aquí ¿sí? Serás un buen Omega y te quedarás aquí lo más tranquilo posible para que luego yo te dé lo que tanto necesitas, ¿verdad?

Seungmin asintió repetidamente de manera obediente, más que nada debiéndose a la voz que utilizó en él. Minho sonrió y se acercó para robarle un último beso brusco. Luego se alejó y salió rápido de la habitación. Se encontró con Grace en el pasillo y le dijo acerca de Seungmin y su celo, y gracias a Dios la mujer Beta enseguida entendió y pidió que cuando acabara, la llamara para que pudiera regresar.

Se tomó un par de minutos antes de volver a entrar. Luego tendría que atenerse a las consecuencias que traería. Una de ellas, los reclamos de Seungmin. Negó con la cabeza y se dijo que luego pensaría en ello, dejaría que su Alfa se hiciera cargo de la situación, se hiciera cargo del Omega necesitado de sexo y luego... que pasara lo que tenía que pasar.

Abrió la puerta y se adentró a la habitación para quedar con la boca abierta al ver lo que había en la cama. ¿La coherencia? Gracias a lo que sus ojos estaban presenciando, Minho supo que aquello quedaría lejos por un muy buen rato.

Mordida Equivocada | 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora