Beauxbatons y Durmstrang

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Capitulo 3

Beauxbatons y Durmstrang

Luego de unos días, en donde la morena y el pelirrojo inventaron predicciones desastrosas para adivinación, más cartas con Sirius y planeación con Mione sobre la liberación de los elfos.

Esa mañana despertó temprano. Se vistió a la pálida luz del alba que daba en el baño, salió del dormitorio y bajó a la sala común, en la que su mejor amiga ya estaba leyendo un libro, seguramente esperándola y a Ron que solían despertar más tarde. Allí cogió un trozo de pergamino de la mesa en la que todavía estaba su trabajo para la clase de Adivinación, y escribió en él, la carta para Sirius.

Querido Sirius:

Creo que lo de que me dolía la cicatriz fue algo que me imaginé,

nada más. Estaba medio dormida la última vez que te escribí.

No tiene sentido que vengas, aquí todo va perfectamente.

No te preocupes por mí, mi cabeza está bien.

-Hazzy

-¿Estás mintiendo, cierto? - La castaña seguía en el otro extremo de la sala común- siempre pones esa cara cuando estás mintiendo... No creo que Sirius te crea.

-Espero que sí, suelo mentir muy bien- su amiga le arqueo una ceja-excepto cuando se trata de ti, claro está.

Esta le sonrió, dejó el libro en su mochila mientras la pelinegra enviaba la carta, se acercó, tomó su mano y bajaron al gran comedor para tomar su desayuno. Ron se quejaba de como Cedric no sería digno.

Y así más tarde, Moody empezó a llamar por señas a los alumnos y a echarles la maldición imperius, Harriet vio a sus compañeros de clase, hacer cosas extrañas bajo su influencia.

-Potter -gruñó Moody-, ahora te toca a ti.

La pelinegra se adelantó hasta el centro del aula, estaba algo nerviosa, pero seguía tan molesta con el profesor, que el fondo quería realmente no ceder.

Moody levantó la varita mágica, y le apuntó con ella.

-¡Imperio!

Tras una sensación de liberación y livianes, sin pensamientos, se quedó allí, inmensamente relajada, apenas consciente de que todos la miraban. Pero su cerebro estaba seguro que esa calma y despreocupación no era normal.

-Salta a la mesa... salta a la mesa... -Escuchó una voz distante obedientemente, flexionó las rodillas, preparado a dar el salto- Salta a la mesa...

«Pero ¿por qué?»

Otra voz susurró desde la parte de atrás de su cerebro. «Qué idiotez, la

verdad»

«No, creo que no lo haré, gracias -dijo la otra voz, con un poco más de

firmeza-. No, realmente no quiero...»

- ¡Salta! ¡Ya!

Estaba por saltar.

-¡QUE NO! - dijo ya fuera del trance. Solo cayendo al perder el equilibrio y golpeando su rodilla.

-Bien, ¡Así se hace, Señorita Potter! -gruñó la voz de Moody.

Ya reconociendo lo que estaba ocurriendo, y pudo ver las miradas sorprendidas de todos. Moody concluyo la clase, Harriet salió aún algo aturdida, con sus amigos detrás, y la rodilla algo lastimada

-Wow a la primera, Potter, que genial- Escuchó a Seamus a su lado y le sonrió aun sin entender como lo había logrado en realidad.

-Por la manera en que habla- murmuró Harriet -se diría que estamos

Tal vez en esta vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora