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‘‘Hace mucho tiempo, en algún lugar,
Había un reino plagado de maldad,
y en él reinaba mi ama,
Una chica de catorce años de edad’’

O M N I S C I E N T E 

      El sonido provocado por las campanas de la Iglesia era acompañado por los gritos de felicidad de los ciudadanos.

      A pesar del fallecimiento de la hermosa reina, todos estaban felices.

      ¿Por qué?

      Por nada más y nada menos que la llegada al mundo de aquellos gemelos.

      Ambos con sus cabellos rubios y hermosos ojos azul marino, protegidos por mantas del Sol que también anhelaba abrazarlos con sus cálidos rayos.

      —¡Ha nacido! ¡La futura reina ha llegado! —anunció el rey mientras mostraba al pueblo la bella niña en sus manos.

      —Majestad, disculpe si me entrometo pero... ¿la futura reina? ¿No habían nacido gemelos? —inquirió curioso el mayordomo.

      Al tener tantos años atendiendo a la realeza puede hacer este tipo de preguntas.

      —No. La niña se quedará en palacio, el niño se irá —dictó el mayor de cabellos plateados por la edad—. Ella es la mayor, es la que tiene derecho al trono. El niño será criado en otra parte y luego que haga lo que desee con su vida —tan pronto como terminó de hablar, cayó al suelo y comenzó a toser forzadamente.

      Un líquido carmesí salió de su boca para manchar su mano y el borde de la tela de su majestuoso traje.

      —¡Majestad! ¿Se encuentra bien? —el mayordomo se acercó a él rápidamente para atenderlo, el mencionado asintió y se levantó.

      —Al parecer a mí tampoco me queda mucho tiempo... por cierto Hatsuro —habló ahora refiriéndose al mayordomo—. ¿Qué tal tu esposa? ¿Pudo dar a luz?

      Hatsuro suspiró para comenzar a caminar con sus manos a su espalda, siguiendo el paso de su superior.

      —Efectivamente. Aún se encuentra un poco mal debido a la muerte de nuestro primer hijo, pero la niña se encuentra en perfecto estado. —añadió el mayordomo, el rey asintió.

      —Conque una niña... perfecto. Hatsuro, tengo una última tarea para ti —la palabra "última" alertó al mayordomo, pero escuchó atentamente las órdenes de su rey.

° • ° • ~ 🌻 ~ • ° • °

      —Entendido, majestad. Cumpliré su petición —alegó mientras hacía una reverencia, el rey asintió y colocó su mano en el hombro de su acompañante.

      Al día siguiente, el rey falleció.

      Los cargos y toma de desiciones pasaron a manos del grupo de ministros, que tomaban elecciones conjuntas para el futuro del país, hasta que la princesa tuviera edad para ocupar su cargo.

      —¡Papá! ¡Mira, mira! ¡Encontré una oruga! —una alegre niña corría por los pasillos hasta llegar a la habitación de su padre, que descansaba en una de las camas.

      —Oh, es muy linda. Pero, ¿por qué la sacaste de su planta? —preguntó el mayor mientras tomaba al pequeño animal que se movía por su ya huesuda mano.

      —Eh, porque... —murmuró la niña mientras jugaba con sus dedos. Hatsuro colocó su mano libre en la cabeza de la pequeña para comenzar a acariciar sus rojos cabellos.

      —Hina, escucha. Papá pronto tendrá que descansar —esto alertó a la niña. A pesar de ser pequeña entendía perfectamente a qué se refería su padre con esa frase—. Por lo que tú te quedarás con las demás empleadas.

      —No... ¡No quiero! ¡Te quiero a ti, papá! —objetó mientras saladas lágrimas recorrían sus sonrojadas mejillas.

      —No hay opción Hina, al fin podré ir a ver a tu madre —susurró esto último para que la niña no lo escuchara, retomó la compostura y volvió a hablar—. Estás al corriente de que una vez la princesa crezca, heredará el trono y se volverá la reina, ¿cierto? —Hina asintió—, bien, tu misión será acompañarla a ella. Los mayordomos deben ser hombres según la ley, por lo que tú serás su sirvienta personal.

     La ojiañil ladeó la cabeza confundida.

      —Serás su amiga, su consejera, su hermana. Estarás con ella en todo momento y la ayudarás en lo que sea necesario. Protégela —indicó mientras se recostaba y cerraba sus ojos índigo, los cuales la niña había heredado.

      —Me llevo bien con Rin-chan, es agradable... de acuerdo papá, haré lo que me pides —dijo con determinación, haciendo sonreir al mayor.

      —Perfecto, ah y una última cosa, Hina —la niña lo miró, y sintió como su padre apretaba su suave mano—. Encuentra a alguien que ames, sonríe, sé muy feliz. Recuerda que papá te ama con todo su corazón —susurró mientras observaba por última vez el rostro de su querida hija, para dar su último suspiro e ir allá, donde su esposa y su rey lo esperaban.

      —Papá... ¡Papá!

     La pequeña acudió a abrazar a su padre, sus lágrimas descontroladas empapando las sábanas que cubrían el cuerpo ya inerte de su progenitor.

      —No te preocupes, papá —volvió a hablar con determinación, secando las gotas de agua que recorrían su rostro, y sonriendo tristemente—. Cumpliré con tu último deseo.

Debo suponer que se portaron bien uwu

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Debo suponer que se portaron bien uwu

Traje capitulo luceritos :D espero les haya gustado owo

Dejo una nota cortita porque tengo que ir a la escuela YA

Cuidense mucho y tomen awita uWu

Akemi-chan se va :>

Smile For You © «Kagamine Len x OC»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora