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Al país vecino un viaje realizamos
Y tú, que amabilidad me mostraste,
Te enamoraste de una joven que allí encontramos
La tristeza me inundó, pero no te percataste.

O M N I S C E N T E

     Los rayos de Sol matutino delineaban con precisión la silueta de los tres jóvenes protagonistas de una historia donde todos son los villanos.

     La caprichosa reina vestía uno de sus finos trajes de seda. Los colores amarillo, negro y blanco cubrían gran parte de su piel, dejando libre solo su clavícula y hombros.

     El sirviente que pronto sería el que efectuara más tragedias de las que se pueden contar, usaba uno de sus trajes más cómodos, en los que destacaban los colores blanco y marrón. Su cabello rubio hacía contraste con sus ropas, y se encontraba, como es normal, recogido en una coleta.

     La impotente sirvienta, por otro lado, se encontraba ayudando al ojiazul con el equipaje. Rin le pidió que no destacara mucho, por lo que optó por un lindo y sencillo vestido blanco, bajo las rodillas y de tirantes finos, con un lazo a juego con sus ojos rodeando su cintura.

     —¿Ya tenemos todo? —preguntó Rin mientras se abanicaba y observaba curiosa las maletas.

     —Eso creo. ¿Podemos partir ya? —dijo Len, más como una pregunta que una afirmación. Hina sonrió y asintió.

     —¡Entonces vámonos! —pidió emocionada la reina. Sus sirvientes rieron y la siguieron en el carruaje.

° • ° • ~ 🌻 ~ • ° • °

     —¡Este lugar es hermoso! —confirma Rin mirando a sus alrededores. La pelirroja la interrumpió al bajar más su capa, cubriendo sus ojos en el proceso, para que no la reconocieran.

     —No debe mostrarse mucho. No queremos armar un alboroto —dictó cruzándose de brazos. Se le hacía tierno ver a su amiga así, pero odiaba destacar, y ser turista junto a una Reina no le ayudaba mucho.

     —No seas tan amargada —reclamó Len mientras sobaba la cabeza de la ojiañil—. Este lugar es bastante grande, y es nuestra primera vez aquí. Nuestra esperanza es que ella vea al rey, así que deberíamos recorrer el lugar.

H I N A

Sus excusas para pasear por ahí en este país son irrefutables...


     —Agh, vale, vamos a verlo —hablé rendida. Los gemelos dieron un salto de felicidad.

     —¡Viva!.

     Luego de esto, fuimos por varias tiendas y principales atracciones de Elphegor. ¡Es cierto que todos tienen el pelo verde!

     Ya se debe estar haciendo tarde. A juzgar por la posición del Sol debe ser mediodía... ¿No querrán comer algo? Luego del desayuno en el reino solo hemos probado algunos dulces que comprábamos por ahí... no es saludable...

     Un peso extra en mi cabeza me hizo salir abruptamente de mis pensamientos. El Sol ya no se reflejaba en mi rostro y no me molestaba su resplandor.

¿Un sombrero?


     Volteé a ver al responsable del objeto que se encontraba protegiendo mis ojos de los fuertes rayos meridianos, y me encontré con el rubio que me observaba con una sonrisa.

     —Piensas y te preocupas demasiado —reclamó—. Vinimos aquí para relajarnos y salir de la monotonía. No tiene sentido si te preocupas tanto.

     Sentí mi rostro arder al escuchar esas palabras provenir de él.

¡¿Quién se ha creído que es?! ¡Cielos!
    

     Desvié la mirada aún algo sonrojada y sostuve el borde de la pamela, sin darme cuenta siquiera, las comisuras de mis labios se elevaron formando una sonrisa.

Este chico me da dolor de cabeza...


     —¡Hina! ¡Encontramos un lugar para almorzar! —informó Rin.

     Me acerqué a ella y observé como Len fruncía el ceño mientras miraba una hoja de papel. Con curiosidad, me acerqué a ver por sobre su hombro de qué se trataba.

      —¿Un mapa? —pregunté lo obvio. El ojiazul asintió.

     —Estamos buscando cómo podemos llegar a un restaurante para comer, pero... no entiendo nada —reí cuando hizo un puchero.

     De repente, una suave brisa asotó el lugar. Sostuve mi pamela para que no se fuera volando, igual Rin con su capucha.

     Pero la boina de Len no corrió la misma suerte.

     Al parecer se empeñó en no soltar el mapa y que este se escapara de sus manos, ya que perderíamos nuestra única quía en este país desconocido, y por tanto, la boina que cubría sus hebras doradas y otorgaba sombra a su frente, a la vez que calmaba su desordenado flequillo, salió volando con el aire.

     Por suerte no fue muy lejos. Una joven de cabello verde (como es lo normal aquí) la atrapó antes de que se alejara y entonces sí desapareciera del alcance de nuestros ojos.

     Enfoqué y no me creí lo que vi...

     —Rin-sama, cúbrase —exigí mientras volteaba a la rubia para que quedara de espaldas.

     —¿Eh? ¿Qué ocurre? —preguntó nerviosa, la abracé en forma protectora.

     —Es el rey Marlon —pude sentir como se sobresaltó, pero mi mente estaba enfocada en lo que estaba ocurriendo.

     Sabía que a esta distancia no nos reconocería, así que escondí a Rin tras de mí mientras le tomaba la mano para asegurarme de que se mantuviera cerca.

     La linda chica peliverde le entregó la boina a Len, y se quedaron hablando unos segundos. Seguro Len le estaba preguntando cómo llegar al restaurante, porque ella apuntó a la derecha mientras explicaba algo.

     Se agarró del brazo del peliazul que se encontraba a su lado, y se despidió de nosotros con una sonrisa mientras agitaba su mano.

     Devolví el gesto, pero me percaté de que el rubio no lo hizo, solo se quedó mirando en su dirección.

¿Acaso...?

¡Feliz día del libro a todxs!

No puedo regalarles una flor y un libro :c así que traigo actualización del Len x Lectora después de tanto tiempo y una florecita virtual (◍•ᴗ•◍)🌹

Espero disfruten mucho este día. ¡Lean, luceritos, lean! :D

Cuidense mucho y tomen awita (人 •͈ᴗ•͈)

PD: el dibujo de multimedia es Hina, lo hice yo uWu

~Akemi

Smile For You © «Kagamine Len x OC»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora