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『“Pero tus deseos me diste a ordenar,
A esa niña no querías verla jamás.
Yo lo cumpliré, y así tú descansarás.
Aún no entiendo porqué me siento tan mal.

O M N I S C I E N T E

      El día pasó rápidamente para los chicos, sin embargo, no con el ambiente que hubieran imaginado.

      El joven Len se percató de la tensión en sus acompañantes, que se empeñaban en fingir una sonrisa. Su hermana tenía la mirada apagada, pero la ocultaba actuando emocionada con las atracciones, y la pelirroja solo la seguía y desviaba la mirada cuando tenía que charlar directamente con el rubio.

      Se preguntaba qué les pasaba, y si era su culpa que estuvieran así. Rebuscó en el fondo de su mente algo que pudo haber hecho para lastimarlas, pero no halló nada. Su inocente corazón no se percataba de que los culpables de todo eran esa belleza de hebras esmeralda y su amante de orbes zafiro.

      Decidió enfocarse en pasar el día y planificar sus preguntas para cuando los tres estuvieran a solas y bajo un techo, dispuesto a sacarles información y hacer que se sientan mejor para dejar esa incómoda agitación en su pequeño pecho.

      Y el momento que esperaba con anhelo desde el mediodía llegó.

      La naturaleza pintó el cielo con acuarela rojiza y naranja, mientras obligaba al Sol a ocultarse tras el horizonte, para darle la bienvenida a la luna y estrellas.

      Planeando tocar levemente la puerta para hablar con sus personas favoritas, Len se encontraba frente a la habitación que habían alquilado.

      Pero fue detenido por el suave llamado de su hermana que sabía que estaba ahí, invitándolo a entrar.

      —Rin-sama, solicito hablar con usted —informó con determinación. Pero esta decayó al ver el rostro apagado de su gemela, abrazando una almohada.

      Miró asustado a Hina que estaba en condiciones similares. De pie, pero cabizbaja, su flequillo ocultando su rostro de miradas ajenas.

      Ya todo estaba decidido.

      —Len... nos vamos —comunicó la rubia, mientras abrazaba el pequeño cuadro de finos bordes de oro, con la imagen del rey de cabello azul en el centro.

      —¿A-Ahora? Deme al menos media hora para- —la rubia le interrumpió.

      —Ya Hina se encargó de eso. Nosotras regresaremos al palacio. Tú tienes algo que hacer aquí —la ojiañil aún no procesaba la petición de su ama. El egoísmo que la había inundado era enorme. Ni siquiera Len podría cumplir eso.

      —¿De qué se trata? —preguntó el rubio. Hina tragó grueso y Rin tomó aire.

      —Quiero destrozado el pueblo verde para hoy —ordenó la rubia con una tranquila y fría voz.

      El rostro de Len se tornó sorprendido para mal. Una expresión de terror lo dominó, y Hina tuvo que morderse la lengua para retener su llanto.

      La joven reina estaba desgarrada por los celos. Creía que Kaito era solo de ella. Pensaba que había una conexión especial. Pero estaba equivocada. El rey Marlon estaba embobado por esa publerina peliverde. Le daba rabia. Y sacaría provecho del poder que poseía.

      —Ya llamamos a los soldados del reino. Borra este país del mapa —indicó por lo bajo. La expresión de Len no cambiaba. Se preguntaba seriamente quién era esta chica a la que llamó hermana.

Smile For You © «Kagamine Len x OC»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora