La línea de tiempo o el sentido de este es inexplicable, vivimos en flechas cruzadas por una transversal que separa mundos y corazones, aquí estamos ahora en algún punto de aquella línea infinita.
Hoy vestía mejor que nunca, llevaba terno color mármol y unos zapatos acharolados, venía ensopado en loción y tenía el corazón tan podrido como el alma, había sido un medico aquellos años donde su juventud era notable, él tiempo paso y el no pudo correr tan rápido como este.
Tuvo un hijo, si, era hermoso también y tenía la misma inteligencia naturalista de su padre, poseía la vida perfecta al ojo de Dios, hombre casado y un buen terno.
Pero la desgracia era constante a su alrededor, y su hijo el único farol disponible que acabaría con el holocausto, aquella tarde, un 17 de abril, con el sol caído y las ventanas cerradas, vio el entrante del crepúsculo por su ventana no sabía bien porque pero el alma se le partió.
15 huesos rotos, la carita seguía intacta, los labios hinchados como siempre los había poseído pareciese un bebé de nuevo, Evander había sido entregado en sabanas rojas.
Aquel farol había cedido y el holocausto llegaría sin consideración, Evander como llamo al bebé en un momento de desesperación, había sido aplastado como una bombilla por un camión.
Y aún no entendía porque lo habían obligado a bañarse, si ahí solo iría a revolcarse en la tierra por cólicos vomitivos al ver el cadáver de su hijo entrando a la fosa de donde no podrán sacarlo.
-Ya se hace tarde- escuchó la voz de su mujer, parada en frente de él con la ropa de talla extra.
- Es una estupidez que sigas llorando- aclaró el hombre acomodando el cuello de la camisa.
-Yo no lloro, tu corazón llora y eso hace que el mundo tuyo se vea igual.
-Mi cabello luce peor que nunca hoy- agregó y salió sin dirección aparente.
Se despistó hacia la cocina y la vio sin las típicas galletas de plátano que Evander adoraba, las losetas mezcladas con sangre de ayer y.... ¡Joder! ¡Quería más que nunca unas galletas de plátano! ¡Le cocinaría a Evander todas las que quisiera!
Agarró las llaves de auto y gritó –Mujer, si logras ver más que ese pedazo de cuerpo, le gritas a mi hijo que lo quiero.Montó en su asiento y arrancó sin pensar en el cinturón de seguridad, condujo por entre las calles de Londres, apagadas, el cielo pardo y el aire con olor a césped.
La única dirección exacta que tenía perpetuada en la mente era la de Zigor, amigo suyo de hace años, con una vida igual de insufrible que la suya, el caminito rocoso, unas cuantas iglesias paganas y aquel punto donde se creía terminar el sol, enrumbaban al hombre hacía otro de ellos.
Aquel probablemente se había enterado ya de la noticia, "médico joven salvando vidas pierde una de las suyas", era un festín para el habla popular y el nivel estándar de aquel pueblucho, vociferaban sin culpa y a duras caras, detalles hasta desconocidos por yo mismo sobre el joven Evander, fallecido Evander.
Aquella puerta rojísima, tirando a irreal, volvió a plantársenos.
-Kilian, un gusto -Zigor agitó la mano.
-Dejémonos de barbaridades.
-Barbaridad es que ambos hayamos nacido un 28 de febrero.
-Barbaridad que tenga que enterrar a mi hijo- Puntualizó.
-Tienes que pasar- agregó Zigor dándole paso.
Antes de proceder, lo miró a los ojos con cautela, mirando más allá de la forma de aquellos, sorbió la nariz y camino sin poder lamentar la pérdida de un corazón más - ¿Lo hubieras podido salvar?
-Lo intenté todo, mataría a su madre por él y me mataría a mí – la actitud de su amigo era escalofriante, como aplastar a una de las cuantas hormigas que pasan sin saber la crueldad de los gigantes.
-¿Cómo dejo de ser?
- Cuando me lo entregaron estaba muerto, respiraba y aun así estaba muerto, era el pedazo sin vida de mi hijo. Lo vi aun balbuceando solo le habló a su madre, le dijo que no le permitiera irse, que aún tenía hambre de tiempo, que quería ser doctor como su padre y que encontraría como salvarse, dijo tantas cosas... probablemente murió de un paro cardiaco.
-¿Qué crees que puedo decirte? Que estés bien, que eres joven y listo, patrañas de mierda, perder un hijo es un abuso, la totalidad de los infiernos, pasar tres veces y caer todas continuas... tienes que olvidar la vida que tuviste.
-Tengo que recuperarlo a él.
-Tienes que dejar de soñar tanto.
-No es sensato el hombre que quiere, recuperaré a Evander y lo juro por nuestros cumpleaños o que malditos sean, lo traeré, así me convierta en un gusano arribista, así sea unos segundos, tú lo verás.
-Yo no podría ver tus sueños – dijo Zigor desde el otro lado, trataba de comprender las reacciones ilógicas de su amigo.
Kilian, acomodó su abrigo, y empezó a mirar el espejo de al lado, el hombre pálido que reflejaba sus 35 años y las bolsas de tiempo bajo sus ojos.
Señaló el reloj de Zigor- te aconsejo que lo conserves, a Evander le va a agradar y a ti te va a agradar él.
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Leucemia Cardíaca {Larry Stylinson}
Hayran KurguLa vida de Louis se vio reflejada en uno de esos pésimos libros , aquellos que terminan sus días en una vieja estantería , esos únicos que se encienden destrozando almas , esos tantos donde el autor muestra con fingida pasión cosas para las que no...