Capítulo 10

586 81 1
                                    


Cuando entramos dentro de casa, dejé mis cosas en la mesilla. Encendí las luces del salón y lo invité a sentarse en el sofá. Saqué mi abrigo y me senté también. Él no paraba de mirarme.

—¿Por qué mi madre te está dando dinero? —soltó sin previo aviso. Entonces era eso. Venía a reclamar el dinero de Dorothy.

—¡Eh! Te había dicho que tu madre solo está intentando ayudarme. Y no quería... —me interrumpió, serio.

—No te creo. ¿Es ese tu plan? ¿Sacar dinero a mi madre? —abrí la boca incrédula. Me estaba acosando de ser una cazadora de dinero.

—Deberías creerme, puedes preguntarle. Yo nunca quise ese dinero. Tu madre me lo prestó. Voy a devolvérselo todo —las lágrimas se asomaban a mis ojos. Me sentía humillada y odiaba verlo allí, en mi casa, con su mirada de desprecio y repulsa hacia a mí.

—¿Sabes lo que yo creo, ahora mismo? Que tú eres una persona muy lista. Y que te traes algo. ¿Por qué coño mi madre iba a prestarte dinero? —las lágrimas rolaron por mi rostro. No iba a continuar a escuchar aquellos insultos de su parte. Me levanté.

—Por favor, quiero que salgas de mi casa, ahora —dije, mirándolo, furiosa. Su rostro tenía una expresión calma, pero peligrosa. Él se levantó y empezó a caminar en mi dirección. Di un paso al lado para apartarme de él, pero él fue más rápido. Y me sujetó ambos brazos —Suéltame, no puedes hacerme esto.

—Y tú no puedes hacerme esto a mí. Yo creí en ti. Estaba dispuesto a ayudarte. Pero no voy a ayudar una persona que se acercó a mi madre para aprovecharse de ella.

Su voz era suave, pero llena de veneno. Las lágrimas caían por mi rostro sin parar. Nunca me había sentido tan pisada en toda mi vida. Y eso que yo he llegado bajo en la vida.

—Estás cometiendo una injusticia. Yo nunca haría eso a tu madre. Le tengo mucho cariño —mis labios temblaban, del cansancio, del sueño, de los nervios. Sentí las piernas vacilaren, pero él me sujetó por la cintura.

—No se me vayas a caer aquí ahora, no caigo en tus trucos —me sujetaba, pero yo ya poco escuchaba. Su voz tenía algo de preocupación o eso me pareció, porque cuando cerré los ojos y me dejé llevar, sentí mi cuerpo entero perder la fuerza y su voz se quedó distante—me cago en la pu...

Apagué. Toda yo apagué.

Cuando abrí los ojos estaba acostada en mi cama. Veía nublado. Me enderecé un poco y gemí con dolor. Mi cabeza dolía y mi cuerpo parecía que había sido atropellada por un camión. Sentí una mano en mi rostro acariciándome. Miré a mi lado y vi Aaron acostado conmigo en la cama, sujetándome las mejillas. ¿Estaba acostada con él, en mi cama? ¿Qué había pasado? Di un brinco y me incorporé para sentarme muy rápido. Él siguió mi movimiento y hizo lo mismo.

—Acóstate. Tienes que descansar —sus brazos me empujaban suavemente para quedarme acostada en la cama y no pude luchar contra eso. Volvimos a la misma posición anterior, los dos girados uno hace el otro en mi cama, mirándonos.

—Tengo que irme a trabajar —su expresión pasó de neutra a enfadada.

—He llamado a tu trabajo y les he dicho que hoy no vas a ir.

—¿Por qué has hecho eso? Van a despedirme —empecé a entrar en pánico.

—Sobre eso, nada. ¿Tú te ves? —las lágrimas volvieron a asomarse a mis ojos. Pero de esta vez, él acarició mis mejillas y cerré involuntariamente las pálpebras—. Llevas cuatro días, según me han dicho, durmiendo cuatro horas por noche. ¿Quieres matarte? Porque si ese es tu plan, de dejarme sin socia, antes mismo de empezar el trabajo, estamos mal.

MAGDA LLENA CON AMOR | TERMINADA Y COMPLETA | ROMANCE JUVENILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora