Capítulo once

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Dégel ya no sabía que fue lo que salió peor; si aceptar la compañía de Kardia o bien que este intentara llamar la atención de Camus

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Dégel ya no sabía que fue lo que salió peor; si aceptar la compañía de Kardia o bien que este intentara llamar la atención de Camus.
En todo el trayecto camino a Delfos Kardia le contaba a Camus varios momentos de su vida entre esos detalles le platicó sobre la enfermedad de su corazón así mismo como Krest le ayudó a prolongar su vida con la técnica del misophetamenos dando como ventaja extender su existencia hasta su último aliento.

— Es difícil que una persona común aguante temperaturas extremas en su cuerpo Kardia  — Contestó Camus caminando a la par del griego.

Aunque esa cercanía no era del todo agradable para Dégel quien con pasos apresurados se alejaba de ellos porqué aquella plática le resultaba incómoda.

— Así es primor pero me gustaría usar las llamas de mi corazón como ventaja en batalla, cuando ese día llegué yo tendré la victoria — Se halagó así mismo  Kardia mostrando su uña carmesí.

Camus se dio cuenta que aquella uña era mucho más larga que la de Milo, aunque en ese preciso momento le surgió una inquietud después de haber charlado con el caballero de Escorpio sobre su enfermedad y como tomaba ventaja de ello en el campo de batalla.

— Entonces... Si no tuvieras la oportunidad de que alguien controle el calor de tu corazón tu...

— Como lo imaginas lindura, sin alguien que me ayude a contrarrestar ya nadie puede hacer algo por mi.

En ese momento Dégel detuvo su andar, después de caminar lo suficiente toda la mañana, por fin se encontraban a las afueras de Delfos.

— Hemos llegado Camus — Habló Dégel intentando no tener contacto visual con su alumno — Nosotros te esperaremos aquí, el único que puede entrar eres tú.

— ¿Porqué estamos con las pitias Dégel? — Cuestionó Kardia sin entender la razón del porqué esa salida del santuario terminaba justamente en el templo de Delfos donde revelan el destino mediante oráculos.

— Fue una orden del patriarca — Respondió Dégel dándole la espalda a Kardia — Adelante Camus, solo como último consejo... Recuerda que nosotros forjamos nuestro propio destino.

El joven de cabellos escarlata dio unos pasos enfrente, asintió con la cabeza dejando a Kardia y a Dégel atrás.
Cuando logró entrar al templo de Delfos una extraña neblina comenzó a cubrir todo su entorno.
Los ruidos provenientes del exterior alertaron sus sentidos, rápidamente se colocó en posición de batalla sin embargo la llegada repentina de una manada de lobos lo desconcertó totalmente.

A los pocos segundos estuvo totalmente rodeado de varios de ellos, pero al final aquella manada comenzó a liberar un espacio como si le dieran el lugar a su máximo representante.

— Tu no eres de esta era jovencito.

Aquella loba imponente con heteronomía de iris, pelaje blanco con una marca rojiza bajo sus ojos se presentó ante él.
Un destello envolvió a ese animal dejando ver a una dama n su forma de humana, el cabello largo y rizado de color rubio, ojos de color ocre, portando un vestido blanco casi transparente.

— El futuro es la acumulación de eventos del presente, incluso mientras hablamos ahora, son infinitas las ramificaciones del futuro que son esparcidas.

— ¿Qué? — Preguntó Camus sin entender que pasaba.

De pronto frente a él se materializaba un escenario que lo dejó totalmente sin palabras... Se encontraba en el inframundo junto a sus compañeros pero ellos eran...

— ¿Saga, Shura, Death Mask, Afrodita? — Camus se llevó inconscientemente sus manos a su rostro mientras retrocedía desesperadamente, aunque la última persona que miró cerca de él lo dejó si  aliento — ¡Shion! Esto no puede ser, él es... él es el patriarca.

Sin darse cuenta tropezó con unas ramas que se encontraban en el suelo volviéndolo a traer a la realidad, de nuevo aquella neblina cubría el sitio.

— Permíteme presentarme — La dama se inclinó levemente ante él después de todo ella conocía  la jerarquía que poseía ese pelirrojo — Camus, caballero dorado de Acuario, mi nombre es Arkhes, líder de las pitias, jamás creí que alguien de una época distinta pudiera llegar a esta era.

— ¿Cómo lo sabe?

Arkhes comenzó a caminar en círculos rodeando a Camus — No es muy común que una persona después de morir pueda viajar a una era distinta aún con el mismo cuerpo que tuvo en vida. No eres una amenaza para nosotros y tampoco lo es para aquel ser supremo que te envió a este lugar por no alcanzar a poseer la fuerza que necesitas.

— ¿Ustedes saben porque estoy aquí?

Susurró Camus nervioso, si bien el caballero de los hielos eternos era conocido como aquel que jamás se doblega ni se deja llevar por sus sentimientos ahora se mostraba muy nervioso por no entender lo que sucedía.

— Claro que si, es nuestro deber mostrarlo.

Arkhes se hizo a un lado para volver a mostrarle lo que el destino le tenía previsto, ahora aquella espesa neblina le mostraba una escena donde ya había llegado la noche, ese sitio se le hacía familiar, se trataba del santuario y estaban justamente frente a ma primera casa, la de Aries.
Mu no les permitía pasar, aunque lo que más le sorprendió a Camus es el hecho de verse a si mismo portando una sapuri al igual que Saga y Shura atacando a Mu.

— En tu corazón no existe la maldad... Sin embargo tienes una debilidad y esa la llevas en lo más profundo de tu ser. Jamás demuestras tu sentir pero ambos sabemos que si los tienes.

— Jamás portaría una sapuri, soy leal a mi diosa y a mis ideales ¡No hay elección! Jamás me vendería ante Hades.

— ¡Estás seguro! — Susurró Arhkes cambiando ese escenario, ahora Camus se podía observar en un sitio que le parecía muy familiar, ese sitio rodeado de hielos perpetuos era donde entrenó, no portaba armadura pero lo que sucedió lo dejó totalmente perplejo.

Era él mismo con la armadura de Acuario pero ahora luchaba contra Milo, esto no podía ser cierto... Cerró sus ojos y se colocó en posición de batalla para acabar con esas ilusiones, pero la interrupción de Arkhes lo dejó sin palabras.

— ¡El rey del inframundo te ha enviado a esta era con la única idea de que domines el cero absoluto y consigas hacerte más fuerte!

— ¡Jamás traicionaría a los que confían en mi!

— No tienes opción, es tu futuro.

Eso  no podía ser cierto, jamás haría algo así, todo debe ser un error.

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Para quienes no conozcan a Arkhes sale en el gaiden de Sísifo y es quien se dice es la esposa de Ilias y madre de Regulus 💖💖💖

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