Capítulo veinte

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La adrenalina de sus cuerpos estaba totalmente presente, Camus intentaba inútilmente de acercarse a su mentor para poder darle un golpe pero solo lograba ser derribado.

Sus piernas las sentía débiles, jamás se imagino que existiera alguien que fuera capaz de doblegarlo, no de esa manera, sin duda era cierto, sus predecesores estaban a otro nivel.

Camus trató de tomar la poca energía que le quedaba, su cosmos había dado gran parte de si; intentaba gritar pero no podía, si lo hacía terminaría dejándose llevar por sus emociones como tanto se lo había recriminado a Hyoga y no se iba a permitir eso.

Ahora fue el turno de Camus aprovechar el momento de distracción de Dégel, se le fué directamente a su cuerpo, ambos no se percataron que terminaron justamente en la orilla más cercana que había a su izquierda.
Un paso en falso de Camus hizo que los dos cayeran por el glaciar justamente cuando los dos intentaban esquivar sus puños.
Al tocar el suelo un dolor insoportable se hizo presente en el tobillo de Camus, evidentemente para no caer totalmente se aferró a lo que tenía enfrente, las ropas de Dégel.

Algunos golpes también se los llevó Dégel, sobre todo la cabeza le dolía, en el momento que intentó sujetar a Camus para ayudarlo a incorporarse, un pedazo de glaciar cayó sobre ellos; inconscientemente Dégel se colocó de manera protectora sobre su alumno haciendo que los dos quedaran en una posición algo incómoda.

Los dos envueltos en un abrazo como si no tuviera final, sus rostros se encontraban a escasos centímetros sintiendo la calidez de su respiración. Aunque rápidamente Dégel se incorporó para ayudar a Camus después de percatarse que no podía mantenerse de pie.

- Yo...

- No es nada, como caballeros no podemos permitirnos detenernos por un dolor en el cuerpo - Respondió Camus intentando incorporarse completamente pero no lo lograba.

Y nuevamente Camus terminó cediendo en el suelo, el dolor era insoportable, ante esto Degel se acercó para poder auxiliarlo, lentamente tomó su pie para poder retirar la bota y así revisar el daño que se causó.

- Aún así somos seres humanos y no podemos reprimir nuestras emociones - Le contestó aún en su labor - Solo está inflamado, en unos días estarás bien.

- ¿Ves? Nada de que preocuparse.

Inmediatamente Camus apoyó sus manos sobre el suelo para levantarse pero fallaba nuevamente en su intento.
Degel tomó uno de los vendajes que Camus usaba en sus manos para entrenamiento y la fue retirando completamente para colocarla en el tobillo lastimado, al menos esperaba que esto le diera soporte en el trayecto a la cabaña.

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