Capítulo dieciocho

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Era hora de continuar su camino a la cabaña donde Dégel entrenaba hace muchos años atrás

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Era hora de continuar su camino a la cabaña donde Dégel entrenaba hace muchos años atrás. Ambos tomaron sus cosas después de estar un largo rato junto a los amigos de la infancia de Dégel.
Aunque para Seraphina la idea de ver cómo ellos dos estarían solos no le agradaba en absoluto.

Ella conoció a Dégel mucho antes, también lo cuidó junto con su hermano menor y ahora aquel niño que tanto aprendía a lado de su padre y de la enorme biblioteca que tenían bajo su custodia, había crecido siendo casi un hombre que cumpliría la mayoría de edad muy pronto.
Se dió cuenta de ello cuando estuvieron la mansión de Garnet, jamás creyó ver a Dégel con otros ojos pero algo muy en el fondo le decía que no le correspondería.

No cuando su nuevo alumno le robaba la total atención; sus miradas no pasaban desapercibidas, si bien uno era muy serio y calculador...
El otro bastaba con solo verlo a sus ojos para que este no perdiera el momento intentando coquetear con el.

- He venido a despedirme señorita Seraphina.

La voz de Dégel en el marco de la puerta de su habitación interrumpió sus pensamientos. De inmediato se giró para observarlo y ahí estaba sosteniendo una maleta listo para tomar su camino al sitio donde Dégel entrenaba junto a su maestro Krest.

- Tuve el gusto de verte otra vez Dégel - Sonrió forzadamente - ¿Crees que algún día  tu y yo podamos salir? Es decir, me gustaría pasar un momento a solas contigo; hace mucho tiempo que no disfrutamos como antes cuando salíamos a dar caminatas en la nieve...

- Como cuando éramos unos niños - Interrumpió Dégel, después sonrió ladino - Me temo que es imposible señorita Seraphina, tengo bajo mi tutela a ni nuevo alumno y el debe regresar pronto a su lugar de origen para seguir su camino.

- Ya veo - Susurró cabizbaja - Está bien, espero que algún día me puedas recibir en tu cabaña, dentro de unos meses debo volver a viajar para seguir con mi búsqueda para mí gente de Blue Gradd, así que me gustaría pasar a despedirme de ti.

- Por supuesto señorita, sabe dónde encontrarme.

Después de decir esto Dégel se dió la media vuelta para buscar a Camus y de una vez por todas partir al lugar que se volvería su hogar momentáneamente hasta lograr que Camus pueda ser capaz de dominar mejor el cero absoluto.

- ¿Nos vamos? - Cuestionó Dégel al ver a su nuevo alumno observando desde la entrada toda la magnificencia de aquel lugar de ensueño.

- Quien diría que tuve que viajar al pasado para poder ver que este sitio existió. Pensaba que solo era imaginación de Hyoga pero veo que no.

- Es más real de lo que piensas.

Un silencio incomódo se hizo presente, ambos tomaron sus maletas, Dégel se llevó en los hombros su Pandora box, momentos después comenzaron a caminar para llegar al sitio que aguardaba por ellos.

- Aún no puedo creer que tengo el gusto de conocer a mis predecesores, no cabe la menor duda que todo va cambiando conforme pasa el tiempo pero la forma en la que ustedes obtuvieron el título de caballero es muy diferente a la nuestra.

- Siento que no podemos medir la verdadera fuerza que reside en nuestro cosmos al no tener alguien que nos guíe, aunque aquí en el santuario siempre estuvo al pendiente de nuestros entrenamientos el patriarca Sage, en mi caso mi maestro Krest junto con el gobernante de este lugar, me dieron la oportunidad de ver el panorama un poco más allá de lo que son solo combates. Haré mi mayor esfuerzo para que logres llegar dominar tus técnicas.

El sitio no estaba alejado del todo, solo les llevó medio día caminar entre la espesa capa de nieve que cubría aquellas tierras de las cuales ambos estaban perfectamente acostumbrados.
Cerca de ese lugar había una pequeña aldea que se situaba un poco más al sur para evitar las corrientes de aire heladas para su pobladores, en ese lugar de vez en cuando tenían que conseguir sus provisiones y alimentos mientras estuvieran en aquellas tierras.

- Vamos a dejar nuestras maletas para que después me acompañes a conseguir un poco de alimentos para estos días que estemos en entrenamiento.

- Soy muy bueno cortando leña, era algo que hacía muy a menudo con mis alumnos cuando necesitaba preparar sus alimentos, también para resguardarlos de los crudos inviernos que no daban ni un solo descanso... Cómo atesoro esos recuerdos.

Aunque Dégel no tenía la fortaleza de mirarlo a los ojos directamente, le bastaba con imaginar sus reacciones.
Al llegar a una cabaña cubierta con nieve Dégel detuvo su andar, bajó su maleta al suelo y comenzó a buscar en sus bolsillos la llave.

- Espero que no te incomode que este lugar esté un poco abandonado, tiene demasiado tiempo que lo habité... Desconozco como pueda estar por dentro pero es lo suficientemente resistente para resguardarse del clima. Aunque seamos caballeros que manejan aire frío no significa que todo gire en torno a qué nos guste el hielo.

Respondió Dégel esperando que su comentario fuera un poco gracioso para Camus, si bien los dos se encontraban bajo el mismo signo no significaba que Dégel fuera un poco más reservado y frío que Camus. Si bien se lo dijo Krest, tenía razón, el se dejaba llevar por sus emociones.

- En eso tienes razón - Camus sonrió - Milo siempre se burlaba de mi; decía que yo era el indicado de enfriar sus bebidas en época de verano en Grecia, sin embargo no significa que realmente disfrute de vivir rodeado de hielos perpetuos.

Dégel comenzó a reírse, en ese momento encontró la llave y con un poco de dificultad abrió la cerradura, aunque esta estuviera completamente oxidada con el paso de los años que estuvo deshabitado, era evidente que las cosas jamás estuvieran tal y como lo dejó hace muchos años atrás.

- A pesar de que ha pasado un largo tiempo aún sigue intacto los libros que dejé en este lugar.

Se dijo Dégel a si mismo pasando la yema de sus dedos sobre el borde de la mesa de madera que lucía antiquísima, con varios agujeros diminutos a causa de los pequeños insectos pero aún funcional para que puedan usarlo en su estancia en ese lugar.

- Creo que es lo suficientemente cómoda para descansar.

- Arriba hay dos habitaciones, sígueme para que puedas ponerte cómodo.

Dégel tomó la maleta de su alumno y le hizo una señal para que lo siguiera. Aunque ahora para Camus el hecho de pasar a ser un simple aprendiz no era lo suyo tenía que intentar con gallardía todos esos conocimientos de los cuales era carente.

El lugar era muy similar a la cabaña donde pasaba sus días a lado de Hyoga y de Isaac, sin embargo ahora ese momento era muy distinto sin gritos ni reclamos por parte de sus alumnos, era una de las cosas que sin duda más extrañaría.

Llegaron a una puerta de madera que aún se encontraba en buen estado, Dégel bajó la maleta para poder darle paso a Camus.

- Está era mi habitación, espero que no te moleste, sobre todo esa ventana a lo alto - Dégel señaló un pequeño espacio en el techo - Me gustaba mirar las estrellas para poder dormir tranquilamente.

- Es hermoso, a pesar de los años que han transcurrido este lugar no está muy descuidando.

- Puedes ponerte cómodo, en un rato vamos a la aldea a comprar lo que necesitemos.

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