Capítulo dieciséis

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Cuando escuchó las palabras del señor gobernante de Blue Graad Camus cruzó los brazos, ese hombre sabía de su llegada a esa era a la que no le correspondía

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Cuando escuchó las palabras del señor gobernante de Blue Graad Camus cruzó los brazos, ese hombre sabía de su llegada a esa era a la que no le correspondía.
Unity por su parte se adelantó para hacer los preparativos de la cena, si algo valoraba mucho era la llegada de invitados a su palacio y aquella visita no era cualquier persona, se trataba de Dégel y su alumno.

- Señor García ¿Usted sabía de la situación de Camus?

Preguntó Dégel colocándose los anteojos sobre el puente de su nariz, de aquel hombre respetable de aquellas tierras fue donde aprendió a leer el movimiento de las estrellas y es por ello que Dégel asistía de vez en cuando a Sage para interpretarlas desde lo alto del Star Hill.

- Pude interpretar la llegada de un noble caballero perteneciente a una era distinta, aunque debo agregar que tú constelación guardiana era muy brillante cuando regresaste con Seraphina después de aquella fiesta en la mansión Voiuvre.

El gobernante de Blue Graad extendió su mano para invitarlos a entrar; mientras Camus seguía los pasos de Dégel y del señor García miraba con detenimiento aquel sitio que parecía un enorme palacio de ensueño.
Cada vez que avanzaban creía infinitamente en las palabras de Hyoga.

- Solo le pido una cosa señor García - Hablo Dégel deteniendo su andar justamente en lo que parecía ser la entrada principal del palacio.

- Dime Dégel.

- Mi alumno no desea revelar su verdadera identidad para evitar confusiones, ambos portamos la misma armadura.

- Entiendo - Susurró el gobernante de Blue Graad - Aunque solo hay algo que me gustaría añadir Camus... Caballero dorado de Acuario.

Camus no entendía nada, ni siquiera sabía por qué el señor García hizo una leve reverencia ante él; sabía que ser un santo de oro era de mayor jerarquía ante los guerreros pero no era necesario demasiada formalidad, al menos así lo creía él.

- Estimado gobernante de estas tierras, insistí que no necesita mucha formalidad conmigo.

- De acuerdo - Asintió acercándose a Camus - Debo agregar que estás aquí con el propósito de lograr algo que no eres capaz de propagar.

- El cero absoluto - Susurró recordando aquella emotiva pelea entre su alumno y él en la casa de Acuario, también el causante de su muerte.

- No conozco muchas técnicas de los caballeros de oro, solo digo lo que las estrellas me han interpretado. Con Dégel es la excepción puesto que entrenó en estas tierras bajo el mando de Krest. Pero te puedo asegurar que el ser que te envío para aprender de tu antecesor es quien gobierna el inframundo.

- ¿Tan solo eso quieren? - Camus enarcó una ceja, al menos tenía el vago recuerdo cuando las pitonisas le revelaron el mismo destino.

- Deben saber que como caballeros de oro tengo entendido que tienen que ser los más fuertes. Son diferentes a los demás sin sentimientos de por medio, luchar por la justicia, ayudar a los indefensos... Su única prioridad es salvaguardar a su diosa.

Las palabras del señor García causaron un nudo en la garganta de Dégel, ahí estaba justamente el punto que Krest le mencionó cuando se encontraba haciéndole frente en la mansión de Garnet.

Lo que más lamento es que no puedas dejar a un lado tus sentimientos.

Mientras que para Camus aquellas palabras también fueron un golpe directo en todo su cuerpo por la razón que con ello recordaba a su alumno intentando ayudarlo a olvidar a su madre. Quizá un acto inhumano, tan solo para ayudar a Hyoga a crecer.

- Si estoy muerto, no veo la razón por la cual yo deba volver a la vida ¿No es así? - Cuestionó Camus siguiendo la lógica del ciclo de la vida, después de todo el ya no formaba parte del mundo terrenal.

- Claro... Aunque no es la excepción si un dios quiera usarte a su favor.

Con esta aclaración solo servía para confirmar una vez más que los dioses los usan a su antojo como unas simples marionetas.

- Cambiando de plática - Interrumpió el señor García mientras le daba la espalda a los jóvenes - Tengo dos habitaciones libres...

- Le agradezco su ayuda señor García pero me gustaría pasar este tiempo en la cabaña donde mi maestro Krest y yo vivíamos cuando entrenaba por estos lugares - Añadió Dégel negandose totalmente ante esa petición que le estaban ofreciendo.

- Entiendo, si en todo este tiempo necesitas apoyo no dudes en pedirlo - García dirigió su mirada a Camus - De igual manera para usted caballero dorado, si necesita nuestra ayuda con gusto de la brindaremos.

- Gracias.

Unity regreso nuevamente hasta donde se encontraba su padre, su amigo y su alumno, extendió su mano invitandolos a pasar al gran comedor para celebrar su llegada con una emotiva cena.

Mientras se daban paso entre los enormes pasillos que conducen al gran comedor, Dégel y Camus caminaban detrás de Unity y el señor García.

- Está noche será en vano llegar al lugar donde vivía con mi maestro - Habló Dégel caminando a la par de Camus - Sin embargo en el tiempo que estemos aquí te mostraré este lugar, incluso la enorme biblioteca donde tienen resguardada toda la sabiduría de Blue Graad.

- Me gustaría conocer un poco más de esta época, sus celebraciones, no me gusta demasiado ser sociable a diferencia tuya pero... Quisiera salir de lo cotidiano.

- ¿Te gustan los bailes de salón? - Cuestionó Dégel sin pensarlo.

- ¿Bailar? Jamás he hecho eso.

Ahí estaba de nuevo el error de Dégel, ojalá tuviera algo con que cerrar sus labios para no hablar demasiado alto lo que pensaba.

- Adoro asistir a los bailes, aunque también lo he aprendido para poder encajar en la alta sociedad...

Dégel no pudo seguir hablando, en el momento que Unity abrió aquellas enormes puertas de madera se encontraron con una gran sorpresa que los dejó totalmente sin palabras.

- Una pequeña fiesta en honor a tu llegada Dégel... No es la gran cosa pero espero que te sientas cómodo - Comento Unity acercándose a su amigo.

- No es necesario.

- Sabes que siempre serás muy bien recibido por nuestra gente y por nosotros... Además, desde hace mucho tiempo no teníamos alguna fiesta, así que diviértanse.

Unity dejó que pasaran primero, a pesar de que la gente era poca, bastaba con ellos para que esa fiesta estuviera perfectamente acompañada de algunos músicos de aquella región, lo suficiente para que Dégel comenzará a mostrarle a Camus un poco más de esa época.

- Es tu noche de suerte - Habló Dégel guiando a Camus a una de las mesas.

- ¿Porqué?

- Si tú me lo permites puedo enseñarte algunos pasos de baile esta noche.

Camus sobresaltó la mirada, esperaba conocer un poco más de la vida a la que pertenece su predecesor pero no esperaba que parte de ello fuera un baile con Dégel.

Bendita curiosidad...

Se llevó una mano a su rostro apenado, jamás había bailado, mucho menos había asistido a un evento de ese tipo rodeado de bailes y cenas elegantes.
Su vida siempre giraba en torno al santuario, algunos rondines por la aldea para cuidar a los aldeanos y una que otra visita de sus compañeros en su templo pero jamás una vida quizá normal.

- Creo que es bueno para intentarlo, la música incita para probarlo.

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