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Me sentía algo solo, tenia trabajo, estabilidad económica pero vivir solo no era tan fácil, caminando por la calle paso al lado de un orfanato, por lo que paro y pienso como muchos pobres niños no tienen familia por lo que están aquí.
Podría adoptar alguno para que me acompañé en mi casa, me hacia ilusión tener un hijo quien criar y poder mantener y ayudar en su vida, entro y veo una pequeña la cual tenía pelo púrpura y parecía una chica gato pero llevaba ropa muy pobre, parecía un saco de papas, me preguntó porque estará sin ropa normal.
-Buenas tardes, me encantaría hacer una adopción
-Buenas Señor, claro que puede, tendrá que llenar un formulario y los papeles necesarios, de verdad se siente capaz de mantener una criatura?
-Claro, tengo trabajo y estoy económicamente estable, me interesa poder criar a una hija
-Veo que ya esta decidido por lo que quiere.
Después de un largo chequeo de papeles y demás, era el momento de seleccionar a mi nueva hija, sonaba mal porque parecía que estuviera obteniendo un esclavo pero no sería capaz de hacer eso.
-Entonces quien le gustaría llevarse?
-Pues, aquella chica con pelo púrpura y aspecto de gato
-La pequeña Nekomata Okayu
-Lindo nombre
-Ven pequeña niñata!
Me sorprende de la manera en la que le habla a una pequeña niña, supondría que sería igual con otras, en parte me daba pesar por los otros pero me sentía bien al saber que por lo menos esta chiquilla podrá ir conmigo y mejorar su estilo de vida.
Tardará un tiempo pero se que lo lograré, veo como viene mirando al suelo y algo decaída, no me extrañaba al verla desde un principio así pero quiero que este feliz.
-Ella es Nekomata Okayu, tiene 14 años y fue huérfana desde los 8 años.
-H-hola señor...
-No es ningún señor! Es tu nuevo padre
-L-lo siento, no quería equivocarme mi señora.
Aquella señora parecía tener un tratamiento muy duro con los jóvenes de aquí, me molestaba por dentro pero no podía hacer nada, solo poder ayudar a esta pequeña.
-Hola un gusto, soy tu nuevo padre espero podernos llevar bien
-U-un gusto Padre
-Bien, espero disfrute estar con su nueva hija, hasta luego.
-Adiós.
Le ofrezco la mano a Okayu, ella con timidez me da su mano y nos vamos de aquel orfanato, nos vamos primero a algún sitio de ropa, conocía uno donde siempre me tejian mi ropa rota.
