ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 1

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El eterno vuelo había llegado a su fin. Jin contuvo las náuseas por el trastabillado aterrizaje, creía que nunca bajaría de ese avión. Cogió su ondulado cabello castaño oscuro en una coleta alta, se quitó los lentes que venía utilizando para leer y se dispuso a ponerse de pie para retirar el equipaje de mano de la cabina y esperar a que el resto de los pasajeros descienda.

Una vez fuera del aeropuerto se dirigió al hotel donde se hospedaría por unos días, hasta ir a visitar el departamento que probablemente sería su hogar, pero con lo cautelosa que siempre ha sido, decidió primero ir a conocerlo para cerciorarse de que no la están estafando. Se dio una necesaria ducha y mientras se ponía uno de sus clásicos atuendos, un jean skinny, unas vans y una remera ajustada, empezó a ponerse ansiosa y nerviosa.

Le había dicho a él que volvería la semana entrante, pero apenas conoció la posibilidad de volver a su Japón natal tres días antes, decidió tomar el primer vuelo que encontró y le diera tiempo a armar rápido las maletas. Necesitaba, añoraba y soñaba con este momento: encontrarse con él, su alocado, ruidoso, simpático, flameante, hermoso, atlético, amable, sexy y muchos adjetivos más, novio de la secundaria.

Jin Leik estuvo soñando con este día los últimos cinco años de su vida. Cinco años que los separaron, que los obligaron a tomar caminos distintos, pero que no pudieron romper el contacto entre ellos. Todas y cada una de las noches, ella le agradecía a su tan amada tecnología, la que hizo posible las innumerables videollamadas, risas en juegos online y muchos otros escasos pero memoriosos momentos que pudieron cosechar este tiempo.

Se miró al espejo y se mentalizó, "no hay que temer" se dijo a si misma. La joven sentía que estaba actuando como cuando eran adolescentes, estaba tensa como arco de medallista olímpico. Tomó una bocanada de aire y la soltó, miró el celular y la hora parecía volar, llegaría tarde si no se apresuraba.

Tomó su riñonera y colocó dentro todo lo esencial que una persona siempre debe llevar consigo: llaves de la habitación, billetera con dinero y documentos, y pañuelos, esto no entra dentro de la condición de esencial, pero Jin estaba segura de que esa tarde lloraría, y mucho.

Pues, la cuestión es que ellos fueron pareja durante la secundaria. Eran la pareja de Fukurodani, todos los admiraban y amaban, así como la mayoría en secreto los envidaba. A lo Troy y Gabriella, se complementaban como los mejores protagonistas de una película adolescente romántica. Kotaro y Jin sabían que terminarían juntos desde el primer día que se vieron, gracias a Yuji, la mejor amiga de ella, quien de paso sea dicho, se encuentra camino al hotel ansiosa por verla nuevamente.

Yuji Inuoka era muy amiga de uno de los miembros del equipo de vóleibol, Akinori Konoha. Los adolescentes tonteaban como adolescentes que eran, una cosa llevó a la otra y a mediados del primer año el jugador le pidió a la joven que lo acompañe a un partido muy importante que tenían. Fueron pasando los días y los tonteos se transformaron en afectos con sentimientos reales, lo que dio paso a una nueva relación, una relación que implicó un repentino acercamiento de Jin a los entrenamientos del equipo.

Un día, en otro episodio de buena acción como amiga acompañando a Yuji, algo, o mejor dicho alguien, logró que despegara los ojos de su portátil. La castaña se asustó y brincó levemente sobre su banca cuando escuchó el fuerte golpe del balón con el piso. Fue en ese momento que elevó su cabeza para encontrar al responsable de semejante alboroto y sus ojos grises se cruzaron con un par de luceros dorados que la encandilaron para siempre.

Jin pasó días intentando entender por qué había caído rendida a los pies del capitán de voleibol, básicamente él había tomado su corazón sin permiso, pero lo que más le molestaba era que ni siquiera había intentado obtenerlo, simplemente lo arrebató y se lo adueñó. Yuji también se mostraba sorprendida por el repentino enamoramiento de su amiga, siendo que Kotaro Bokuto no era específicamente su tipo. Estaba segura de que le agradaría, es decir, ¿a quién no le agrada Bokuto? Sin embargo, nunca pensó que serían más que simples conocidos.

𝑬𝒍𝒍𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒊𝒐́ | 𝖡𝗈𝗄𝗎𝗍𝗈 𝖪𝗈𝗍𝖺𝗋𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora