ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 7

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- Muchas gracias por la ayuda, pa

Jin se despidió de su padre, habían estado toda la semana acomodando el nuevo departamento. Ella no paraba de pensar en que esos cinco de años le habían arruinado la vida, sin embargo, en cuanto a lo económico fue la mejor decisión que su padre podría haber tomado jamás. Su nuevo hogar se ubicaba en un lujoso edificio residencial, aunque discreto por fuera, en el piso 7, todo el piso para ella. Mientras que su padre se encontraba a unas 5 cuadras, en otra vivienda muy moderna.

La programadora se dispuso a llenar la bañera, meterse dentro y disfrutar del silencio junto al agua caliente y las burbujas. No logró poner la mente en blanco, ya que siempre algo se le venía a la cabeza. Ese algo tiene nombre, Bokuto Kotaro. El día anterior lo había visto, el viernes, vino a ayudarla a acomodar unas cosas y la verdad es que ambos estaban felices, la pasaron bien y disfrutaron de la compañía del otro. El problema vino después, cuando él se fue al son de "soy la persona más afortunada del mundo". Luego de tan romántica despedida Jin caminó hacia el ascensor con sentimientos encontrados que aún no puede controlar.

Colocó un poco más de espuma y empezó a enjuagarse el cabello, de paso, aprovechó para masajearse la cien con sus dedos. Reflexionando se dio cuenta de que sentía algo de culpa con ella misma, ya que aún no pudo disfrutar 100% de la vuelta a su país, del excelente trabajo que consiguió y del soñado departamento en el que está viviendo. Lo peor es que no puede disfrutar 100% de él, del amor de su vida.

Hablando con Yuji se dio cuenta de que ella necesitaba venganza, no podía seguir como si nada. Por mucho que lo quisiera, aún le hacía daño que él no hubiera pensado mínimamente en ella a un par días de reencontrarse. No podía superar esa traición, pero tampoco quería estar con otras personas y dejar a Bokuto. Con su amiga resolvieron que dejarían este tema al tiempo. Si, al tiempo. Mientras, seguirá viendo a su novio con poca frecuencia y tratará de esclarecer su mente.

Salió de la bañera y se envolvió en su bata de algodón, así como estaba se arrojo en la cama. ¿Y ahora? La tentación de llamar a Kotaro y que viniera a pasar el sábado con ella era más que grande. Estaba a punto de dejarse vencer cuando recibió un WhatsApp de su amiga.

- Hoy, 22hs en Molly's. Es un restaurant que más tarde se vuelve discoteca. Hoy la rom pe mos, vamos por una de esas noches como en los viejos tiempos.

La verdad es que no estaba de ánimos, aunque pensándolo bien, no lo estaría nunca si no hacia algo respecto a su situación sentimental. No le vendría mal divertirse, al fin y al cabo, su vuelta a Japón debería haber sido un festejo cosa que aún no sucedió. Se levantó animada y se dirigió al centro comercial, hoy lo daría todo con su amiga de toda la vida. Hoy la rompe.

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Mientras tanto, a unos 15 minutos del departamento del departamento de su novia, Kotaro se encontraba destapando la segunda tanda de cervezas del mediodía. Uno de sus amigos recargaba la picada con todo tipo de tentempiés, mientras que el otro preparaba la barbacoa. Todo era ideal para la juntada de ese día, comerían delicioso y disfrutarían de uno de los partidos a disputarse en la V-League, Schweiden Adlers vs Azuma Pharmacy Green Rockets.

- ¿Cómo salieron ayer? – Preguntó el morocho, entrando al comedor

- Bien, ganamos, pero con lo justo. Estoy muy desconcentrado, por lo que necesito hablar con ustedes – Los miró a ambos seriamente - ¡Son muy difíciles de localizar, ¿tan llenas tienen sus agendas? ¿Se piensan que son Súperman que no responden un puto mensaje? – Hizo uno de sus característicos berrinches, provocando una carcajada en sus amigos

- Bueno, es que volví de Argentina hace poco y tengo que entrenar mucho con mi nuevo equipo, no puedo enfocarme en otra cosa – Excusó el castaño

Kotaro comenzó a contar lo sucedido a sus amigos, quienes él esperaba que lo salven de perder al amor de su vida. Por un lado, un auténtico Kuroo Tetsuro escuchaba atento la historia sin inmutarse, mientras que Oikawa Toru recibía el relato como si estuviera frente a una telenovela, no paraba de reaccionar a cada momento. El dueño de la casa terminó de narrar y hubo un silencio, ambos amigos pensaban qué sería lo más indicado para decir.

- En mi humilde opinión – Comenzó Oikawa seriamente – Sos un idiota

Kuroo rió por lo bajo y alcanzó a retener a Bokuto antes de que emboque el golpe que intentaba dar. Cuando logró calmarlo, dio su punto de vista.

- Por lo que me contas, no es algo perdido, pero está difícil – Llevó una mano a su barbilla bajo la mirada atenta de los ojos dorados – Yo creo que tenés que darle su espacio, pero no alejarte. Es decir, tratarla como una amiga

- Pero, ¿eso implica no tocarla, ni besarla, ni nada de eso? – Las puntas del cabello de Bokuto descendían cada vez que se imaginaba algo que no podría hacer con su chica

- Intentaría que no, pero según lo que decís, ella va a querer afecto de tu parte, así que no te preocupes.

- Bokuto, todos conocemos a Jin, no va a ser fácil que te saque de tu mente. Debes encontrar el punto justo entre volverla a conquistar, pero sin ser tan insistente como lo fuiste de adolescentes – Reflexionó Toru

Los tres acordaron las acciones que debería tomar Kotaro para retomar su relación y se dispusieron a disfrutar del partido de vóley con una atenta mirada, ya que los equipos son rivales de Oikawa y Bokuto, mientras que Kuroo se enfocaba en los talentos que movería el próximo mercado de pases. El trío estaba tan concentrado que no habían hablado en minutos, el castaño se percató rápidamente de ello.

- Oigan, tengo un contacto en Molly's, una discoteca que me dijeron que está muy de moda – Kuroo asintió rápidamente - ¿Hay chicas lindas, está buena la música?

- En mi opinión, es uno de los mejores lugares para salir por aquí – Comentó el morocho

- Genial, los paso a buscar a eso de las 23 - Sentenció Oikawa, los otros dos se miraron pero no tenían más nada que hacer. Sabían que llevarle la contra a su amigo era una mala decisión. 

𝑬𝒍𝒍𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒊𝒐́ | 𝖡𝗈𝗄𝗎𝗍𝗈 𝖪𝗈𝗍𝖺𝗋𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora