ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 10

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Despertó en el mismo sillón donde recordó haberse perdido en un profundo sueño. Llevó sus manos a los ojos y los refregó, al instante una puntada en su cabeza le hizo soltar una mueca de dolor. La resaca no iba a ser nada sencilla de superar, pero ¿a quién engaña? Sabía que iba a terminar en este estado. Se encontró con un vaso de agua y un medicamento para especial para estados post borrachera.

- Buen día, ¿cómo descansaste? – Desde la cocina, Osamu la saluda con una taza en la mano y la misma mirada misteriosa y sexy del día anterior . Aún estaba en pijama, un jogging gris y una remera negra al cuerpo

- ¡Hola Osamu! – Jin brincó sobre su sitio y se acomodó rápidamente el vestido, totalmente ruborizada e intimidada por la presencia del peligris – Estoy perfecta, muchas gracias, enserio

- No podría estar más de acuerdo – El chico aprovechó a observar la figura de la Jin y coincidía plenamente, estaba perfecta – Si quieres, deje la medicina para la resaca, supongo que ya la debes conocer, te recomiendo tomarla

- ¡Gracias! – Ella bebió el medicamento para luego tomar su cartera y acercarse al chico – Osamu, gracias por lo que hiciste ayer por mi, de veras. Ahora me tengo que ir, necesito un baño urgente – Rió simpática mientras señalaba su cabello y su cuerpo

- Tenés camino libre a mi ducha – Él seguía intentando conquistar a la joven, sabía que a ella le atraía él, lo podía ver en sus mejillas y su nerviosismo – Espero estar equivocado, pero creo que me vas a romper el corazón y te vas a ir, ¿puedo pedirte tu número para quedar otro día?

- S.. si.. Claro – Jin continuaba hipnotizada por el muchacho. Le tendió su teléfono y cuando vio su nombre agendado dio un brinco, su cara cambió por completo - ¿MIYA?

- Pues si, es mi apellido. Por favor, no me digas que sos fan de mi hermano, tendría que retirar lo de que sos perfecta – Exclamó el pelinegro

- Osamu, ¿conoces a Bokuto Kotaro? – Preguntó Jin invadida por los nervios

- Claro, es uno de los mejores amigos de Atsumu, mi hermano – La cara de la chica reflejaba su preocupación - ¿Qué pasa, Jin?

- Bien... Kotaro es... - No sabía que era, ni que decir, ni tampoco por qué se estaba asustando. Osamu la miraba con una sonrisa divertida en el rostro - ¿De qué te reís? No la estoy pasando bien

- No sabía que una persona podía poner tantas expresiones al mismo tiempo - Esta vez una carcajada salió de la boca de Osamu, recibiendo un golpe de la enfadada Jin. Tomo aire e intentó retomar la conversación - ¿Qué pasa con Bokuto?

- Él es como... Es una larga historia, pero estamos "en un tiempo"- Trató de explicar la castaña. Osamu se acercó a ella, quedando a centímetros de su rostro. Jin levantó la mirada buscando sus ojos - ¿Qué... qué haces?

- Desde ayer muero de ganas de besarte – El joven la tomó levemente de la barbilla acercando sus labios – Quisiera saber si tengo una mínima chance de conquistarte

- Yo... Osamu... No sé, no sé que pensar con nada – Jin, hipnotizada no podía esclarecer sus sentimientos

- Entonces averigüémoslo – El joven selló la distancia que quedaba entre ambos

Al terminar el beso, cuya duración dio más que expectativas al peligris, Jin no sabía que pensar. Definitivamente le había gustado mucho, él le gusta mucho, pero su amor por Bokuto es más grande de lo que se podía imaginar. Se sentía mal, porque quería seguir besándolo.

- Lo siento. Tengo que irme. Gracias por todo, Osamu – Totalmente confundida la chica tomó sus cosas y subió al auto que la esperaba fuera, el de Yuji

La rubia no borraba su sonrisa socarrona de la cara, estaba muy divertida con la situación. El día anterior, nunca se le ocurrió que iba a tener que buscar a Jin a la casa de un hombre, un muy apuesto hombre. Aunque ella se preguntaba, ¿tenía que elegir al Miya, justo a un Miya? Esa y muchas preguntas más fueron dirigidas a la pobre castaña, quien rogaba que el medicamento provisto por Osamu hiciera efecto rápidamente.

Una vez en su departamento, Jin contó a su amiga lo sucedido la noche anterior: cuando cruzaron la puerta de la discoteca se encontraron con una fuerte llovizna y mucha niebla, el parte porque era verdad y en parte porque le servía como excusa para estar más tiempo con ella, Osamu le propuso quedarse en su casa que se ubicaba a solo 2 cuadras del sitio.

Jin, con un miedo exagerado debido al alcohol de tener un accidente de tránsito acepto en quedarse en la casa del chico. Cuando entraron, la chica se sentó tímidamente en el sillón, Osamu se dirigió a su cuarto para traerle ropa cómoda a Jin, pero cuando volvió la misma se quedó totalmente dormida. Por lo tanto, la arropó con una manta y apoyó su cabeza en la almohada para que durmiera cómoda. Con esa tierna y sexy imagen a la vez, ya que el vestido verde dejaba poco a la imaginación, se fue a dormir a su habitación.

Al día siguiente, se despertó poco antes que ella, por lo que le otorgó la medicina para que se sienta mejor después de la borrachera.

- Tengo que contarle a Kotaro – Suspiró Jin arrojándose a la cama

- Yo no lo haría aún, ¿por qué no esperas a que se te ordene un poco la cabeza? Me dijiste que Osamu te gustó y querías más – La castaña llevó sus manos a su rostro – Solo considéralo... tal vez teniendo ese "más" podrás encontrar una respuesta a tus sentimientos – Yuji hizo una pausa – Wow, debería ponerme un emprendimiento de asesoría online para estos casos

- No lo sé Yuji, me siento una idiota sin poder decir otras palabras. Mi única respuesta a todo es "no sé, no sé, no sé, no sé"- Se imitó a ella misma

- Bueno basta, cambiemos de tema, dejá descansar a esa pobre mente y ese corazón. Decime cuál de las fotos que nos sacamos ayer te gusta más

Las chicas se quedaron eligiendo cuál de las 30 opciones iban a subir a sus perfiles. La verdad es que Jin se sintió poderosa en ese vestido, sintió una confianza extra en si misma que hacía tiempo no encontraba. Eligieron una imagen cada una y a subieron a sus perfiles, terminada la importante tarea del domingo (como la denominó Yuji), merendaron y la rubia volvió a su casa. Jin consiguió terminar el día más relajada gracias a su amiga. 

𝑬𝒍𝒍𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒊𝒐́ | 𝖡𝗈𝗄𝗎𝗍𝗈 𝖪𝗈𝗍𝖺𝗋𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora