Los dioses deciden por votación

1.4K 165 24
                                    

Percy miró con tristeza como Zoë desaparecía por completo, sentando varios pasos lejos de las chicas, junto a Nico. No conocía bien a la cazadora pero era obvio que se merecía gran respeto.

"¿Percy?"

El hijo de Poseidon volteó y sonrió débilmente para Nico. Dioses, se sentía como si no lo hubiese visto en una eternidad, aunque solo hubiesen sido unos pocos días.

"Debemos irnos ahora... de vuelta a Olympus"

El menor le ofreció una mano y él aceptó la ayuda para ponerse de pie, sintiendo su cuerpo hecho papilla después de haber sostenido el cielo dos veces. Lado a lado, Nico ya empezaba a estirarse más y más, haciendo evidente la diferencia en estatura que antes era mínima. Percy ya se había rendido en crecer para ser de una estatura decente.

"Yo nos llevaré" anunció Artemisa, de pie junto a un majestuoso carruaje de plata.

La diosa se veía llena de tristeza ante la perdida de su lugarteniente, pero les sonrió lo más amablemente posible mientras el grupito subió al carruaje junto a ella, y pronto estaban alzando el vuelo y alejándose más y más.

Annabeth no dejó de ver hacia atrás, donde Luke había caído entre las rocas, al menos hasta que no pudo ver a la distancia. Thalia tenia un brazo alrededor de sus hombros, consolándola. Ambas debían sentirse terriblemente, pues aunque fuese un traidor, el hijo de Hermes había sido familia para ambas.

Volar no era una sensación bonita para ninguno de los dos chicos, quienes estaban acurrucados en una esquina sujetándose de las manos y siendo un poco pálidos. Bianca probablemente también se sentía incómoda, pero en ese caso no dijo ni pio al respecto.

En poco tiempo, estaban volando alrededor del Empire State y más alto por sobre las nubes al palacio de los dioses.

Artemisa aterrizó en la cima, y todos se bajaron en silencio. Con un último saludo de la cabeza, la diosa se aventuró dentro y los cinco se sentaron en las escaleras a esperar a que los llamasen dentro.

Aunque habían sido unos terribles días, Percy no podía esperar a ver a su padre otra vez, lo cual lo mantuvo despierto a pesar de lo cansado que estaba.

Después de un momento, las puertas del palacio se abrieron y los chicos se pusieron de pie, siguiendo la señal y entrando.

Los doce olímpicos estaban sentados en sus respectivos tronos, pero en cuanto estuvieron dentro Poseidon se levantó y tomó tamaño humano, tomando a su hijo en brazos y sujetándolo contra su pecho.

"Percy!"

Él se relajó en los brazos de su padre, sintiéndose seguro y protegido.

"Estoy bien" aseguró con voz somnolienta "lo prometo"

Zeus se aclaró la garganta, mirando a su hermano con fastidio. Poseidon le mandó una mala mirada, dejando una palmada en el hombro de Nico como diciendo 'hablaremos mas tarde', antes de volver a su sitio con su hijo en brazos como un bebé. Pequeñas sonrisas desde los otros dioses fueron todo lo que recibió, a pesar del evidente mal humor del rey.

"Héroes" Artemisa habló antes de que se alzara otra discusión "la asamblea ha llegado a un acuerdo. Apollo y yo nos encargaremos de cazar a los monstruos mas fuertes antes de que presenten un peligro. Athena se encargará de que los demás titanes no escapen de sus respectivas prisiones, y Poseidon tiene permitido descargar su furia con el Princesa Andromeda. Lo único que queda por decidir ahora..."

"Es nuestro destino" Thalia dijo sombríamente.

Ella asintió, y hubo un corto silencio antes de que Ares lo rompiese.

Percy Jackson y el regalo de PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora