Un beso

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Percy miró hacia la puerta. Detrás, su madre y la familia de ella esperaban para conocerlo. Annabeth y Nico estaban a su lado, esperando pacientemente a su reacción.

"Estás bien?" preguntó la rubia suavemente.

Percy se volteó para verlos.

"Yo... no"

Nico apretó su hombro, entendiendo la tormenta de emociones que se reflejaban en sus ojos.

"Percy, se que te sientes culpable. Quieres hablar de eso?"

Bajando la cabeza, el hijo de Poseidon tomó un respiro tembloroso.

"Sé que está mal pero... no quiero verla. Es cierto que es mi madre pero no la recuerdo y no quiero deshacer todo lo que he logrado construir desde que mi papá me salvó sólo por hacerla feliz. Ella es una extraña para mi. Estoy feliz con la familia que tengo ahora"

Annabeth le dio una sonrisa triste y lo abrazó.

"Oh, Percy, no hay nada malo en sentirse así. Esto no es fácil para ninguno de los dos, pero es tu decisión y estoy segura de que ella va a entenderlo tarde o temprano"

"Haz hecho un gran trabajo" Nico le acarició la mejilla, sosteniendo su rostro con delicadeza "no hay muchas personas en este mundo con la fuerza para sobrevivir la tortura que viviste, y a pesar de todo ese dolor saliste adelante"

"Nico tiene razón" asintió la hija de Atenea, retrocediendo "y sea cual sea tu decisión, siempre te apoyaremos"

Con los ojos llenos de lágrimas, Percy se aferró a Nico, pasando sus brazos alrededor de su abdomen y ocultando su rostro en su hombro. Su mejor amigo lo abrazó de vuelta, acariciando su cabello.

"Quieres que Annabeth hable con ellos?"

Percy asintió con la cabeza.

Era momento de cerrar ese episodio de su vida.



Sally se puso de pie en cuanto la muchacha rubia volvió a entrar. Quirón asintió con la cabeza en su dirección y rodó en su silla hacia el pasillo para darles privacidad.

Nerviosa, la chica se limpió las manos en el pantalón.

"Lo siento mucho, señora Jackson, pero... Percy no vendrá"

Su mundo entero empezó a desmoronarse a su alrededor, y Paul tuvo que sostenerla para que no se derrumbase. Ni siquiera tenía palabras para preguntar, pero astutamente la chica leyó su expresión.

"Sé que debe ser difícil para usted... No puedo imaginarme cómo se siente perder un hijo. Aunque tampoco puedo imaginarme lo mucho que sufrió Percy cuando fue secuestrado" eso confirmaba los temores de Sally, quien todo este tiempo había rezado porque algo así no sucediese "cuando su padre finalmente lo encontró, él sólo empezó a formar su vida desde cero. Claro, tiene sus fallas, siendo que a veces le cuesta confiar en las personas, pero a pesar de ello creó su propio hogar e incluso cuidó de su mejor amigo cuando perdió a su hermana. Percy nunca pensó en regresar porque simplemente, esa vida no existe desde hace mucho tiempo. Se siente culpable, pero al fin y al cabo, quiere continuar por este camino"

Sally rompió en sollozos, pero entendía perfectamente lo que quería decir, y por más que deseaba ver a su hijo una sola vez mas, respetaría la decisión que tomó.

"Puedes decirle... que si algún día quiere cambiar de opinión... siempre voy a amarlo?"

La muchacha sonrió suavemente y asintió con la cabeza.

"Por supuesto"

Sally miró a su esposo, y luego a sus hijos. Aunque deseaba poder completar su familia con su hijo mayor, también entendía que no era posible. Además, Percy se encontraría más seguro entre otros semidioses en vez de en el mundo mortal.

"Vamos a casa"



Percy acabó durmiéndose en brazos de Nico. Cuando despertó, horas después, esperaba encontrarse en su cama, pero se sorprendió cuando descubrió que Nico se había quedado a su lado. Arrodillado junto a la cama, se había quedado dormido mientras le hacía compañía.

Su corazón se derritió, y es que como se supone que debía vivir sin enamorarse de alguien tan dulce como el italiano?

Extendiendo una mano, acarició el cabello ondulado que cada vez crecía más. Como de costumbre, Nico se lo había recogido desordenadamente. A pesar de ser menor por un par de años, el hijo de Hades era más alto y poco a poco iba perdiendo sus rasgos infantiles. A sus trece años, parecía mayor que Percy y Annabeth en sus quince. Y aunque al principio había sido Percy cuidando de Nico, en algún momento los roles se habían intercambiado.

Los ojos oscuros del menor se abrieron lentamente.

"Lo siento" se disculpó Percy "he sido cruel contigo estos días"

"No pasa nada" Nico levantó una mano y rozó su mejilla con sus dedos "sólo estoy feliz ahora que decidiste perdonarme"

Percy se mantuvo en silencio un momento.

"Nico... sabes que te quiero, cierto?"

Sentándose en la cama, tiró del menor para que se sentara frente a él.

"Claro, y yo también te quiero"

Se acercó un poco más, hasta que estaba casi en el regazo de su amigo. Aunque le había dicho a Annabeth que no estaba listo para decirlo en voz alta... había otras maneras de mostrarlo.

"Me hace sentir mucho mejor que estés conmigo" murmuró, un suave color rosa extendiéndose por sus mejillas "me haces sentir seguro"

Nico se sonrojó también, un poco anonado ante la cercanía y por sus palabras. Asintió torpemente y por un buen momento, se miraron a los ojos sin decir nada. El silencio no era incómodo, más bien lo contrario, incluso a pesar del revoltijo de emociones en su estómago.

"Nico..."

"Percy...?"

Finalmente fue el mayor quien cerró la distancia y posó sus labios sobre los contrarios en un beso inocente.

Besar a Percy era... nuevo, ciertamente, y le hizo sentir como si se estuviera volviendo de gelatina. Por su parte, Percy se sentía flotando en las nubes a pesar de ser sólo un pequeño contacto entre ambos.

Cuando se separaron, no pudieron evitar sonrojarse todavía más y apartar la mirada en timidez. Era el primer beso para ambos, por supuesto.

"Yo—"

Antes de que Percy pudiese siquiera tratar de preguntar si sus sentimientos eran correspondidos, Nico se inclinó hacia delante de nuevo y juntó sus labios torpemente, iniciando un segundo beso.

Percy suspiró y pasó sus brazos alrededor de su cuello, respondiendo con la misma inexperiencia y entusiasmo. Al menos, pensó, esa era la respuesta.



A la mañana siguiente, Annabeth le miró como diciendo "yo te lo dije" cuando aparecieron por el desayuno mucho más pegados el uno al otro que de costumbre.

El resto del campamento intercambió dinero aquí y allá dependiendo que apuestas habían perdido, a lo cual ambos solo pudieron pretender que no miraban, avergonzados.





Esto es un poco más corto que de costumbre pero eh

Percy Jackson y el regalo de PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora