Capítulo 7

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Hacer pasar a tu demonio por un extranjero puede ser una buena opción:

—Así que tu amigo es un desertor norcoreano con retraso mental que encontraste en un basurero —decía la doctora mirando a Jisung, este asintió enérgicamente—. Y por eso no tiene familiares en el país ni ningún registro de huellas dactilares, ¿no?

—Síp, es medio idiota, así que le cuesta responder algunas preguntas.

Le dio un vistazo a Minho, quien se encontraba sentado en la camilla con una férula en el brazo lesionado. Observaba perturbado el intercambio de palabras.

—Y tiene los ojos y el cabello de ese color porque le gusta el rojo. —Jisung volvió a asentir—. Según tu testimonio, él ya pasó por el interrogatorio y actualmente está alojado en un refugio, solo que sus datos aún están siendo procesados y por eso aún no está en el registro.

La doctora suspiró mirando a ambos sujetos. Estaba a punto de terminar su turno cuando esos idiotas llegaron al hospital en ambulancia, uno llorando mientras que él otro le gritaba cosas extrañas como: «¡Ni siquiera tienes alma, indigente!»

—Escuchen, estoy cansada. Solo quiero llegar a casa, ser mordida por mi gato, comer un tazón de fideos en wiski y desmayarme, así que fingiré que todo suena absolutamente creíble y los enviaré a recepción para que llenen un formulario y paguen la factura. Deben volver dentro de seis semanas para retirar el yeso.

Ambos la miraron en silencio sin siquiera moverse.

—Lárguense, por favor.

Desfilaron hacia la recepción con expresiones aliviadas.

Afortunadamente, la doctora no insistió enllamar a sus padres. No por nada había exigido en media ambulancia que fueran al hospital a la otra punta de la ciudad para evitar el lugar de trabajo de su padre, al parecer asumió que su supuesto encargado legal ya estaba enterado de la situación. Si Minho en realidad fuera un espía norcoreanoel país entero estaría condenado.

—¿Lee Minho? —El chico que atendía los observó de reojo. Jisung asintió cohibido—. Serían doscientos cincuenta mil wons, ¿desea pagar en efectivo o tarjeta?

Puta madre, ni a los desertores les hacían descuento.

Con el dolor de su alma y lágrimas en losojos deslizó la tarjeta a través de la máquina, bueno, la tarjeta de Jinyoung, con el dinero de Jinyoung en su interior.

—¿Cuál mano us...? —Paró en seco con bolígrafo y formulario en mano cuando reparó en el llamativo yeso la mano derecha de Minho—. Olvídalo. Más te vale no ponerme a limpiarte el culo.

—Soy ambidiestro. —El pálido arrugó la nariz con la vista fija en el duro recubrimiento en su brazo, al menos ya no le dolía tanto y tampoco parecía un problema matemático.

—Genial. ¿Cuántos años tienes? ¿Tipo de sangre? ¿Cuánto pesas? Yo te calculo unos treinta kilos. —Volvió la vista a la hoja y la rellenó con datos improvisados.

—Tengo veintidós y no sé lo demás. —Minho le dirigió una mirada plana.

—¿Eh? Creí que tendrías siglos o algo así, ¿cómo carajos sabes tu edad? ¿Debería llamarte hyung? ¡No puedo creer que seas cuatro años mayor que yo!

—El primero de enero sumo un año, como ustedes lo hacen, no es tan difícil. Y no conozco esas formalidades. A nadie le importan allá abajo.

Jisung formó una gran O con la boca. Cada día descubría más cosas intrigantes de ese tipo, incluyendo que incluso era varios años mayor que él, aunque no lo aparentaba, ¿era por sus problemas de desnutrición?

Wrong Devil | Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora