página 1

909 29 0
                                    

LOS CRÍMENES DE LA CALLE

MORGUE

Las condiciones mentales que suelen considerarse como
analíticas son, en sí mismas, poco susceptibles de análisis. Las
consideramos tan sólo por sus efectos. De ellas sabemos, entre
otras cosas, que son siempre, para el que las posee, cuando se
poseen en grado extraordinario, una fuente de vivísimos
goces. Del mismo modo que el hombre fuerte disfruta con su
habilidad física, deleitándose en ciertos ejercicios que ponen
sus músculos en acción, el analista goza con esa actividad
intelectual que se ejerce en el hecho de desentrañar. Consigue
satisfacción hasta de las más triviales ocupaciones que ponen
en juego su talento. Se desvive por los enigmas, acertijos y
jeroglíficos, y en cada una de las soluciones muestra un
sentido de agudeza que parece al vulgo una penetración
sobrenatural.

Los resultados, obtenidos por un solo espíritu y
la esencia del método, adquieren realmente la apariencia total
de una intuición.
Esta facultad de resolución está, posiblemente, muy
fortalecida por los estudios matemáticos, y especialmente por
esa importantísima rama de ellos que, impropiamente y sólo
teniendo en cuenta sus operaciones previas, ha sido llamada par
excellence: análisis. Y, no obstante, calcular no es intrínsecamente analizar.

Un jugador de ajedrez, por ejemplo, lleva a cabo lo uno sin esforzarse en lo otro. De esto se deduce que el juego de ajedrez, en sus efectos sobre el carácter mental, no está lo suficientemente comprendido. Yo no voy ahora a
escribir un tratado, sino que prólogo únicamente un relato muy singular, con observaciones efectuadas a la ligera. Aprovecharé,

Los Crímenes de la calle morgue (COMPLETA)- Edgar Allan PoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora