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»En la habitación hay dos ventanas. Una de ellas no se halla


obstruida por los muebles, y está completamente visible. La


parte inferior de la otra la oculta a la vista la cabecera de la


pesada armazón del lecho, estrechamente pegada a ella. La


primera de las dos ventanas está fuertemente cerrada y


asegurada por dentro. Resistió a los más violentos esfuerzos de


quienes intentaron levantarla. En la parte izquierda de su


marco veíase un gran agujero practicado con una barrena, y un


clavo muy grueso hundido en él hasta la cabeza. Al examinar la


otra ventana se encontró otro clavo semejante, clavado de la


misma forma, y un vigoroso esfuerzo para separar el marco


fracasó también. La Policía se convenció entonces de que por


ese camino no se había efectuado la salida, y por esta razón


consideró superfluo quitar aquellos clavos y abrir las ventanas.


»Mi examen fue más minucioso, por la razón que acabo ya


de decir, ya que sabía era preciso probar que todas aquellas


aparentes imposibilidades no lo eran realmente.


Continué razonando así a posteriori. Los asesinos han


debido de escapar por una de estas ventanas. Suponiendo esto,


no es fácil que pudieran haberlas sujetado por dentro, como se


las ha encontrado, consideración que, por su evidencia, paralizó


las investigaciones de la Policía en este aspecto. No obstante, las


ventanas estaban cerradas y aseguradas. Era, pues, preciso que


pudieran cerrarse por sí mismas. No había modo de escapar a


esta conclusión. Fui directamente a la ventana no obstruida, y


con cierta dificultad extraje el clavo y traté de levantar el marco.


Como yo suponía, resistió a todos los esfuerzos. Había, pues,


evidentemente, un resorte escondido, y este hecho, corroborado


por mi idea, me convenció de que mis premisas, por muy


misteriosas que apareciesen las circunstancias relativas a los


clavos, eran correctas. Una minuciosa investigación me hizo

Los Crímenes de la calle morgue (COMPLETA)- Edgar Allan PoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora