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pueden reconocer nada que les sea familiar! Tal vez usted diga


que puede muy bien haber sido la voz de un asiático o la de un


africano; pero ni los asiáticos ni los africanos se ven


frecuentemente por París. Pero, sin decir que esto sea posible,


quiero ahora dirigir su atención sobre tres puntos.


Uno de los testigos describe aquella voz como «más áspera


que aguda»; otros dicen que es «rápida y desigual»; en este


caso, no hubo palabras (ni sonidos que se parezcan a ella), que


ningún testigo mencionara como inteligibles.


»Ignoro qué impresión -continuó Dupin- puedo haber


causado en su entendimiento, pero no dudo en manifestar que


las legítimas deducciones efectuadas con sólo esta parte de los


testimonios conseguidos (la que se refiere a las voces graves y


agudas), bastan por sí mismas para motivar una sospecha que


bien puede dirigirnos en todo ulterior avance en la investigación


de este misterio. He dicho «legítimas deducciones», pero así no


queda del todo explicada mí intención. Quiero únicamente


manifestar que esas deducciones son las únicas apropiadas, y


que mi sospecha se origina inevitablemente en ellas como una


conclusión única. No diré todavía cuál es esa sospecha. Tan sólo


deseo hacerle comprender a usted que para mí tiene fuerza


bastante para dar definida forma (determinada tendencia) a mis


investigaciones en aquella habitación.


»Mentalmente, trasladémonos a ella. ¿Qué es lo primero


que hemos de buscar allí? Los medios de evasión utilizados por


los asesinos. No hay necesidad de decir que ninguno de los dos


creemos en este momento en acontecimientos sobrenaturales.


Madame y Mademoiselle L'Espanaye no han sido,


evidentemente, asesinadas por espíritus. Quienes han cometido

Los Crímenes de la calle morgue (COMPLETA)- Edgar Allan PoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora