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el crimen fueron seres materiales y escaparon por


procedimientos materiales. ¿De qué modo?


Afortunadamente, sólo hay una forma de razonar con


respecto a este punto, y éste habrá de llevarnos a una solución


precisa. Examinemos, pues, uno por uno, los posibles medios de


evasión. Cierto es que los asesinos se encontraban en la alcoba


donde fue hallada Mademoiselle L'Espanaye, o, cuando menos,


en la contigua, cuando las personas subían las escaleras. Por


tanto, sólo hay que investigar las salidas de estas dos


habitaciones. La Policía ha dejado al descubierto los pavimentos,


los techos y la mampostería de las paredes en todas partes. A su


vigilancia no hubieran podido escapar determinadas salidas


secretas. Pero yo no me fiaba de sus ojos y he querido examinarlo


con los míos. En efecto, no había salida secreta.


Las puertas de las habitaciones que daban al pasillo


estaban cerradas perfectamente por dentro. Veamos las


chimeneas. Aunque de anchura normal hasta una altura de


ocho o diez pies sobre los hogares, no puede, en toda su


longitud, ni siquiera dar cabida a un gato corpulento. La


imposibilidad de salida por los ya indicados medios es, por


tanto, absoluta. Así, pues, no nos quedan más que las ventanas.


Por la de la alcoba que da a la fachada principal no hubiera


podido escapar nadie sin que la muchedumbre que había en la


calle lo hubiese notado. Por tanto, los asesinos han de haber


pasado por las de la habitación posterior. Llevados, pues, de


estas deducciones y, de forma tan inequívoca, a esta conclusión,


no podemos, según un minucioso razonamiento, rechazarla,


teniendo en cuenta aparentes imposibilidades. Nos queda sólo


por demostrar que esas aparentes «imposibilidades» en


realidad no lo son.

Los Crímenes de la calle morgue (COMPLETA)- Edgar Allan PoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora