Capitulo 20

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Cala

Me duele todo, la carrera me dejo hecha pedazos, y la suerte que tuvimos al huir y llevarnos algo me dejo los nervios de punta, no tanto por mi si no por Katrina.

Me alivia saber que hoy salimos antes de la escuela, estamos por terminar el curso y hay que entregar el trabajo de grado, pero hoy planeo pasar el día con Nani y mañana enfocarme en terminar mi trabajo ya que cancelaron las clases de mañana y en la tarde tengo la cita con la ginecóloga.

Solo debo llevar a Trina a su casa y luego ir a la mía.

–¿Vamos a hacer algo mañana? – me pregunta Trina mientras llegamos junto a la moto y me subo en ella.

–No lo sé, igual y tenemos que vernos en la tarde, que no se te olvide– ella asiente y sube detrás de mí.

–No se me olvida, además creo que en la mañana estaré ocupada, mamá no esta y la casa está hecha un desastre por lo tanto tengo que hacerlo yo– finge un puchero que me da risa.

A pesar de todo, salieron bien las cosas anoche excepto por los zapatos ya que tuve que dejarlos botados a mitad de la carretera cuando huimos.

Y Katrina se la paso todo el camino de vuelta a la fiesta regañándome, por haberlos dejado allí.

Y el interrogatorio de mi hermano por llegar descalza a la fiesta, después de eso Trina se fue con las chicas con las que había llegado que por suerte no se dieron cuenta que estaba allí, y al llegar a su casa me aviso.

Cerca de las cuatro de la mañana de hoy me acosté y tuve que levantarme a las seis a si que estoy por caer en un coma.

Llego a la casa de Katrina y la dejo en la entrada donde ella se baja y se despide de mi con un beso en la mejilla y pidiendo que le avise cuando llegue a mi casa.

El camino a mi casa es relajado y al llegar a casa solo encuentro a Nani y a mi tía Laura, es una de las más jóvenes, están en la sala mi tía viendo algo en la televisión y mi Nani está tejiendo algo que no es tejido, más bien es como si estuviera atando nudos con varias tiras de algo que no logro ver bien parecen cuerdas.

—Hola Nani – me acerco y planto un beso en su coronilla para luego sentarme junto a ella y poder ver bien lo que está haciendo. Tiene en el suelo frente a ella dos varas circulares de metal en forma de óvalo una de ellas parece estar forrada con la misma tela que está cabiendo los nudos, y la que tiene en sus piernas también está envuelta en ese material solo que de esta desprenden varias tiras —¿Qué haces Nani? — mi acento casi no se nota cuando hablo español.

—Son cunas— su respuesta me sorprende y levanto la mirada a mi tía la cual frunce los hombros sin entender tampoco—¿Nani quien está embarazada? —Nani frunce los hombros y vuelve a su trabajo. Sus manos tiñen un leve temblor causa de la edad y la enfermedad.

—Nadie sabe por qué está haciendo eso, pero tampoco pudimos disuadirla, está segura de que alguna de nosotras está embarazada y el miedo de rustías las obligó a hacerse una prueba de embarazo esta mañana, incluida tu mamá— no me imagino a mis padres con otro hijo, las cosas han estado estables por un tiempo, pero otra perdonará en esta casa nos obligaríamos a mudarnos— tendremos los resultados mañana.

—¿Mañana? — las pruebas caseras demoran cinco minutos en estar listas.

—Todas se fueron por una de sangre que para que fuera más afectivo así que están corriendo para saber de quién es la siguiente bendición o las bendiciones— no entiendo hasta que me señala lo que está sobre la mesa.

Es una cuna completa o lo que imano es una cuna, es muy hermosa, está ya está terminada, el patrón de los tejidos es hermoso y hay dos aros que sujetan el tejido de ambos lados y lo que parece ser la base también está tejido, donde hay un colchón y de sus lados superiores se extienden hacia arriba barias cuerdas pequeñas que se unen más o menos un metro y medio después en un nudo. Y lo mejor de todo es el color no es ni rosa ni azul ni amarillo es... blanco, me encanta.

Un inicio inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora