Oikawa se encogía por cada grito e insulto que recibía por parte de sus padres. SE había esforzado por ganar aquel partido, solo quería evitar que el balón tocara la cancha, no esperaba que fallara en algo que siempre hizo y nunca falló.
El Karsuno celebraba la victoria mientras que a Oikawa le inundaba el pensamiento de que no volvería a jugar con su pareja, se esforzó por ganas, ¿por qué fallo? "Ah si, fue mi culpa", solo podía pensar aquello, ni siquiera sentía el dolor en la espalda cuando se golpeó aquella.
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Oikawa subió a su habitación en silencio, se dejo caer en la cama soltando un quejido por el dolor de la espalda. Todos los años eran lo mismo, sus padres le gritaban por no llegar a las Nacionales, ni siquiera este año llegó a jugar contra Ushijima, lo cual enfureció más a sus padres.
Giro su cabeza hacia la ventana cuando el vidrio de esta sonó, al abrirla se encontró con su pareja, quien entró. Confundido, Oikawa lo miraba.
—No me mires así, solo quería ver como estabas —Iwa-chan... —No digas nada, los escuché
Oikawa asintió con la cabeza mordiendo su labio evitando llorar, con cuidado, el moreno abrazó al chico. El alto temblaba, no sabía porque era, pero se dejo consolar por su amigo.
—Tooru...puedes llorar...lo sabes, ¿verdad?—el mencionado negó con la cabeza. —No merezco llorar... —¿Por qué? —Por mi culpa perdimos... —No fue así —Toqué el balón... —Todos hubiéramos hecho lo mismo —Pero... —No es culpa tuya—miro directamente a los ojos llorosos de Oikawa mientras sujetaba el rostro con sus manos—voy a curarte —Vale...
Los dos se sentaron en la cama, de una pequeña mochila Iwaizumi sacó una pomada. Con quejidos, Oikawa se deshizo de su camiseta.
EL moreno puso una mueca al ver un gran moretón en la espalda de su pareja, con cuidado acarició la espalda y dio pequeños besos en esta, el contrario se encogía por el tacto y sus mejillas tornaron un tono rosado.
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Iwaizumi aplicó la pomada, la piel se erizo ya que esta estaba bastante fría. Tras aplicarla, el moreno coloco la camiseta con mucho cuidado.
Ambos estaban tumbados y abrazados, Oikawa ni siquiera hablaba, Iwazumi en un intento de consolarlo, acariciaba con su pulgar la mejilla del castaño.
Oikawa alzó un poco la mirada, Iwaizumi bajo la mirada para que al final ambas miradas se cruzaran.
—Iwa-chan...¿puedes quedarte...?—Oikawa agarró con desesperación la camiseta del mencionado, en cualquier momento sus ojos estallarían de nuevo en lágrimas—por favor...—suplicó con un hilo de voz.
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Un apenado Iwaizumi no pudo negarse al ver aquellos grandes ojos marrones rojos e hinchados, ansiando por llorar y como un gran cuerpo temblaba como si fuera a romperse, le obligaron a no negarse.
Odiaba ver a su alegre y vivaz pareja así, destrozado y vulnerable. Dolido por ver a al alto así, paso uno de sus brazos por la cabeza ajena escondiéndola en su pecho, con su otro brazo, rodeo la cintura de Oikawa para acercarlo más a él.
—Me quedaré si sueltas todo Tooru...
El contrario coloco una de sus piernas entre las ajenas y abrazo al moreno por la cintura, al fin sus ojos pudieron sacar todas esas lágrimas que guardaban.
Los llantos de Oikawa eran ahogados por el pecho de Iwaizumi. El otro no sabía que hacer, solo acariciaba y besaba la cabeza del chico que estaba llorando.
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Los lloros y los temblores cesaron en algún momento, Iwaizumi bajo su mirada y observó como el castaño se había quedado dormido. Con una sonrisa enternecedora, alzó un poco el mentón del chico y poso un pequeño un beso en los labios entreabiertos. Oikawa respondió con un quejido frunciendo el ceño y los labios para luego volver a colocarse y acomodarse contra el cuerpo ajeno.
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