Capítulo 37 - Rapto a medianoche

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Casa Wrentell, A las afueras de Lagonpell, Condado de Boullowharf, Gran Ducado de Bearnia

Día 23, Mes de Zoicius, Año 207

10:04:00

A las afueras de Lagonpell yace una casa de campo de dos pisos pintada de blanco, con techos de teja azul y decoraciones doradas de diferente tipo, desde tallados hasta mástiles que ondean la bandera del Gran Ducado y de la Familia Real de los Rot...

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A las afueras de Lagonpell yace una casa de campo de dos pisos pintada de blanco, con techos de teja azul y decoraciones doradas de diferente tipo, desde tallados hasta mástiles que ondean la bandera del Gran Ducado y de la Familia Real de los Rotchild, lo cual es un claro indicio de que dicha casa no es propiedad de un noble si no de la familia gobernante de Bearnia.

Construida a petición del Duque Spencer Rotchild al comienzo de su reinado, la Casa Wrentell sirve como lugar de retiro para la Familia Rotchild durante las temporadas de invierno y otoño, con la Casa Lighthold en el Condado de Sunfalia usada durante parte de la primavera y el verano. Pero ahora Matilde Rotchild se encontraba en esta casa de campo, sentada bajo una pérgola en el jardín que forma parte de la propiedad, para despejar un poco su mente y alejarse de la bulla de Lagonpell y olvidarse por un par de días de los asuntos oficiales de gobierno para en su lugar disfrutar de la privacidad y tranquilidad de la Casa Wrentell.

En la tranquilidad y privacidad del jardín, la joven duquesa reflexionaba sobre todo los acontecimientos que había ocurrido hasta la fecha, y como todo había dado un vuelco positivo de la noche a la mañana con la aparición milagrosa de la República de Venezuela.

Resultaba increíble pensar en el hecho de que Bearnia estuvo a punto de convertirse en otra víctima más del imperialismo timesiano, pero eso había sido revertido súbitamente gracias a las increíbles acciones de la República, que con su poder pudieron cambiar el curso de una lucha que ya muchos en Bearnia daban por perdida, y ahora la llevarían hasta Gnadarkald para así ponerle fin al reinado tiránico de Gunderic El Cobless.

El Gran Ducado había sido salvado, al igual que el Reino de Rovia, y lo que pasaría con Timese quedaría en manos de los venezolanos, a Matilde solo le interesaba por los momentos que su madre pudiese ser curada de la depresión, lo demás que siguiese su curso natural.

Pero había algo, mejor dicho alguien, que también la tenía dando tumbos en su cabeza desde hace un tiempo: el Presidente Leonardo Correia.

Desde el momento en que vio por primera vez al Presidente Correia atreves del artilugio que los venezolanos llamaban televisor, dando su discurso sobre Timese y su intención de devolverle a Gunderic el conflicto que había iniciado, Matilde se quedó asombrada no solo por el hecho de que el Presidente Correia era también una persona sumamente joven como ella, de casi la misma edad, sino tan bien por la impresión que este dio durante su discurso. Se proyectaba de la misma manera en que ella recordaba a su padre: con firmeza, confianza, directo, y con la seguridad y serenidad que todo líder debía inspirar en su gente.

Veía en el Presidente Correia lo que ella siempre admiró de su padre, y lo que aspiraba en convertirse para así demostrarle a nobleza de que ella estaba a la altura para gobernar Bearnia como Duquesa.

Una nueva Venezuela en un mundo de fantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora