Capítulo 29 - El avance de la República

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Jardín Arthur y Janet Ross, Casa Blair, Caracas, Distrito Federal, República de Venezuela

Día 21, Mes de Zoicius, Año 207

10:00:26

Sentada en un banco y mirando a una fuente de agua, se podía ver a una Amelia El Cobless disfrutando de la atmósfera de tranquilidad que el jardín interior de la Casa Blair ofrecía

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Sentada en un banco y mirando a una fuente de agua, se podía ver a una Amelia El Cobless disfrutando de la atmósfera de tranquilidad que el jardín interior de la Casa Blair ofrecía. 

La razón por la que Amelia estaba en el jardín de la Casa era porque necesitaba de un lugar donde pudiese reflexionar sobre todo lo que le había ocurrido hasta la fecha y lo que estaba ocurriendo en su patria Timese en estos momentos.

Una noche había sido sacada de su palacio y al despertarse se encontraba en la capital de la nación que su padre había antagonizado por culpa de su ambición. Se encontró rodeada de cosas increíbles e imposibles que solo uno podría encontrar en cuentos de fantasía. Y se dio cuenta que esta nación y sus habitantes no era nada de lo que los pregoneros reales decían, todo lo contrario, eran lo que Patacuci necesitaba para poder salir de este constante ciclo de conflictos que algunas veces ocurrían por razones triviales y que al final resultan en muertes y destrucción que claramente pudieron haber sido evitadas si las cosas se hubiesen resuelto por medio de palabras y no por el uso bruto de la fuerza, como algunas veces hacía su hermano.

Y también fue aquí en donde encontró a aquella persona especial que creía que no iba a encontrar a estas alturas de la vida: Leonardo Correia, el Presidente de la República de Venezuela. 

Aquel que cautivó a Amelia no solo con sus ojos grises o la cara que la princesa timesiana veía como atractiva, sino más que todo con sus altos valores morales a la hora de gobernar y su naturaleza altruista de ayudar a la gente en todo lo posible, igual que los nealianos con los habitantes de la naciones de Patacuci que eran amedrentadas por naciones más poderosas como Timese.

'Pero no por mucho...'

Mientras que Amelia estaba sentada en un banco frente a una fuente de agua, su hogar Timese estaba siendo invadida por fuerzas militares de la República de Venezuela bajo las órdenes de Leonardo y con el consentimiento que ella dio para llevar a cabo lo que deber ser considera como un evento inaudito y sin precedencia alguna en la historia reciente de Patacuci.

Por medio de la televisión que había en la sala de estar de la Casa, Amelia vio el discurso de Leonardo que dio a su pueblo en el que anunciaba el comienzo de la invasión de Timese.

Para Amelia ese discurso debía ser recordado por los historiadores del continente como uno de los más importantes de todos los tiempos y que significaba el comienzo de los cambios inevitables que Leonardo había mencionado.

Una nueva Venezuela en un mundo de fantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora