Capítulo 32 - Espadas contra rifles

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Palacio de Zaeldra, Gnadarkald, Condado de Gnario'ur, Imperio de Timese

Día 22, Mes de Zoicius, Año 207

08:12:29

Anakoz Strunz llegó al Palacio de Zaeldra sin mayores inconvenientes, pero tuvo que esperar  para poder informar al Príncipe Demetrios El Cobless sobre sus hallazgos debido a que este se había emborrachado debido a una botella de vino gulkano puro de muy alta calidad que ni siquiera su alta tolerancia al alcohol pudo hacerle frente.

Cuando llegó la mañana el asesino y espía de la Liga de Hardegin tuvo que seguir esperando hasta que el heredero al trono de Imperial de Timese estuviese lo suficientemente sobrio para poder darle el parte de su misión de infiltración en el Palacio Imperial.

Y ahora se encontraba arrodillado frente a la cama matrimonial de Demetrios, con este ultimo sentado desnudo en uno de los lados.

-Habla.

-Su Excelencia, traigo información de suma importancia la cual usted debe de saber con carácter de urgencia.

-¿Pues a que esperas?

Pregunta Demetrios con irritación.

-La Emperatriz ha traicionado al Imperio y que se ha fugado de la capital, su Excelencia...

-...

El aire en la Habitación Principal empezó a ponerse tenso, Anakoz podía sentirlo, lo que él acababa de decir debió haber pillado al príncipe heredero completamente por sorpresa.

Al levantar un poco la mirada, Anakoz vio como Demetrios enderezaba la espalda y se ponía rígido, una clara señal de que reafirmaba la suposición del espía.

-¿Qué fue lo que dijiste...?

Preguntó el príncipe heredero con un tono amenazador.

-Nos ha traicionado, su Excelencia. Según lo que pude observar y escuchar en el Palacio Imperial, ella, y al parecer con la ayuda de sus sirvientas, robaron una carreta de mercancías durante la noche y salieron de la ciudad sin ser vistas por la Guardia Imperial.

-...

-Y dejó una carta en la habitación del Emperador en la que explicaba los motivos de su traición.

-¿Y qué decía la carta?

-Para mi entendimiento, su deserción lo hizo con la intención de llegar a un tratado de paz con la República de Venezuela y su li-

Pero Anakoz fue súbitamente interrumpido cuando Demetrios se levantó de la cama y en cuestiones de segundos agarró la botella de vino gulkano que estaba en la mesa junto a él y la lanzó hacia uno de los muros de la habitación, partiéndose en mil pedazos y dejando una mancha en la pared. Cuando Anakoz giró la cabeza, Demetrios estaba con los puños cerrados y con los brazos temblándoles levemente de la furia que debía de estar sintiendo, por lo que este decidió que lo mejor era mantenerse callado y dejar que el príncipe heredero hiciese lo suyo.

-¡¿Tratado de paz?! ¡¡¡¿¿¿TRATADO DE PAZ???!!! ¡¿Qué se ha creído esa mujer para negociar en nombre del Imperio?!

Demetrios entonces procedió a agarrar todo lo que no estuviese pegado contra una superficie y empezó a destrozar su habitación de la misma manera que su padre en la Habitación Real.

Un claro ejemplo de tal palo a tal astilla para Anakoz, por lo que se puso de pie para alejarse de la escena y evitar ser lastimado por el príncipe heredero.

Una nueva Venezuela en un mundo de fantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora