Capítulo 23. Mía.

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Abrí los ojos por el sonido del despertado, estiré mi brazo para apagarlo. Una vez dejó de sonar me acosté de lado para encontrarme a un Dash dormido y boca arriba.

Las sábanas le cubrían de la cintura para abajo, su respiración era tranquila. Me fijé en sus brazos desnudos, miré detalladamente los tatuajes que había en estes, detallando cada uno con la yema de mis dedos.

Soltó un gruñido antes de entre abrir un ojo, y al verme una enorme sonrisa se mostró en su rostro.

-Buenos días, absurda- Dijo con una voz ronca de recién levantado. 

Yo seguía concentrada en sus tatuajes.

-¿Te gustan?- Asentí como respuesta mientras dejaba un beso casto en sus labios. 

-Estuve pensando algo-

-¿El qué?-

-Bueno, ya prácticamente vives aquí, así que me parece innecesario pagar el alquiler del otro apartamento...-

-¿Me estás diciendo que quieres que viva contigo?-

-Ya vives conmigo, pesado, solo para no gastar dinero innecesario en el otro piso-

-Esta bien, pero con una condición-

-¿Cuál?-

-El alquiler lo pagamos a medias. No quiero que pienses que me aprovecho de ti-

-Sé que no te aprovechas de mi- Sin previo aviso, Dash, me abrazó por la cintura atrayéndome hacia él.

Después de estar un rato abrazados, me levanté de cama sintiendo su mirada recorrer todo mi cuerpo desnudo.

-El desayuno está en la cocina, y te aseguro que no estoy en el menú-

-Pues entonces no quiero nada- Una sonrisa pícara apareció en sus labios, mientras yo me comencé a vestir.
En menos de una hora tenía que estar en la universidad y aún no estaba ni peinada.

-¿Puedes llevarme a la universidad?- Pregunté al darme cuenta de que ya era demasiado tarde. -No me da tiempo a ir andando-

-Claro, dame diez minutos y te llevo- Dash ya estaba detrás mía para coger su ropa del armario.

-Gracias, pesado- Y le di otro beso.

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-¡Ya llegué!- Al entrar en casa, literalmente, me tiré en el sofá. Estaba demasiado cansada. Sentí unos pasos provenientes de la cocina, en cuestión de segundos Dash se sentó al lado de mis piernas.

-¿Cómo estás?- Preguntó mientras ponía mis piernas sobre las suyas.

-Cansada-

-¿Quieres ver una peli para reponer pilas?-

-Por favor-

Estuvimos un rato viendo la película, hasta que me di cuenta de que el moreno no me paraba de mirar.

-¿Desea algo señor McCully?-

-A ti- Se acercó un poco a mí.

-¿Ah, si?- Dije cortando un poco la distancia que había entre nosotros. Nuestras respiraciones chocaban, al igual que nuestras narices. No sé en que momento, pero ya estaba encima de Dash.

Decidí romper la distancia, me estaba acercando, pero en ese momento alguien llamó a la puerta.

Me levanté para ir a abrir, cuando lo hice me quedé un rato tratando de adivinar quien era.

-Alice- Escuché a Dash detrás mía.

Era la chica de la fiesta de fin de año, la que estaba encima de Dash todo el tiempo.

-¿Qué te pasa?- En ese momento me fijé en que estaba llorando.

-¿Puedo quedarme aquí hoy?-

-Ehh, n...- Intenté decir, pero antes de darme cuenta Dash se me adelantó.

-Claro, ven- Le mostró la habitación vacía, mientras yo me fui a la nuestra.

El moreno entró por la puerta y al verme me sonrió, cosa que yo no hice, y automáticamente borró la suya.

-¿Estás bien?-

-¡¿Qué si estoy bien?!- Me acerqué a él demasiado rápido apuntándolo con mi dedo índice. -¡Acabas de meter en casa a una mujer a la que le gustas!-

-Solo es un día, estaba llorando. Y a demás no le gusto.-

-¡Pero podrías decirle que durmiera en tu apartamento, no con nosotros!-

-¡Joder, lo siento. Solo intentaba ser buena persona!-

-¡Pues ya que eres tan buena persona vete a arroparla o deja que se cuelgue de ti como en fin de año!-

-Espera... ¿Estás celosa?- Su expresión cambió las instante a una de diversión.

-¡No!-

-¿Ah, no?-

-¡Ya te dije que no!- Mi cara ya estaba roja de ira, y no tenía muy claro por que. -¡¿Estás sordo o qué?!-

-Pues si no estás celosa voy a ir a arropar a Alice- Parecía divertirse con la situación, lo que aún me enfadaba más.

-¡¿Ah si?!- Seguramente en ese momento ya salía humo de mi cabeza -¡Pues coge todo lo que es tuyo y lárgate!- Dash se mantuvo divertido en todo momento y una sonrisa se mostró en su rostro. 

De repente, me agarró por las piernas con sus fuertes brazos, y me cargó como un saco de patatas.

-¡¿Qué haces?!- Le di un par de puñetazos en la espalda, pero no parecía darse cuenta. -¡Bájame!- Grité mientras seguían intentando bajarme.

-Me dijiste que cogiera todo lo que es mío y me largase- Su voz salía calmada y divertida -Te recuerdo que tú eres mía, así que te llevo conmigo- No podía verlo, pero sabía que tenía una enorme sonrisa en su cara.

-Agh, te odio-

-Los dos sabemos que eso es mentira- Respondió obvio mientras me bajaba, y ahí ya pude ver su inmensa sonrisa.

-Eres un pesado- Le di un golpe suave en el pecho divertida.

-Y tu una absurda- Dicho eso se acercó a mí y unió nuestros labios.

Me empujó, provocando que cayese en la cama de espaldas, y se subió encima mía, para seguir besándome.

Me separé un poco para hablar.

-Que sepas que aún te odio-

-Eso ya lo veremos- Y me volvió a besar.

***

Nota de autora.

Hola a todos, antes de nada quería disculparme por la tardanza, pero aquí estoy de vuelta.

Espero que os haya gustado este capítulo.

Esta semana estuve un poco escasa de inspiración, pero ya está todo solucionado. 

Por cierto, el libro ya tiene 10k lecturas. Muchísimas gracias a todos <3

Hasta el próximo capítulo;)

El inicio de una bonita historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora