Capítulo 35. Lo siento

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-¿Estás lista para mañana?- Estaba sentada en la ventana tomando un poco el aire, mientras el ojiverde cogía su pijama para ir a ducharse.

-Sí- Se acercó a mi y unió nuestros labios, no tenía muy claro por qué, pero sabía a despedida. Me separé lentamente de él -Mejor vete a ducharte, que ya es tarde- Me hizo caso y fue al baño.

Yo me quedé contemplando las vistas, Nueva York era precioso.

Una ligera brisa chocó con mi rostro, yo cerré los ojos para relajarme. 

La puerta del baño se volvió a abrir dejando ver a un Dash algo confuso.

-¿Todo bien?- Pregunté y mi preocupación aumentó al verlo venir lentamente hacia mí con los ojos llorosos.

No respondió, simplemente me lanzó su teléfono para ver lo que había en él.

Era una noticia, en la cual hablaban de los supuestos cuernos que me pone Dash.

Hace un tiempo lo vieron con Kate por la calle y empezaron los rumores.

Intente negarlos en alguna entrevista, pero siguen comentándolo.

Dash está cansado de eso, y lo veo normal, la gente siempre se mete donde no la llaman.

-Si quieres en la próxima entrevis...-

-¡Eso ya lo hiciste y siguen igual, estoy harto de esto!-

-Lo sé, y te entiendo, pero ya sabíamos que esto podía pasar-

-¡No, claro que no lo entiendes!- Las lágrimas ya amenazaban con salir de mis ojos, odiaba que me gritasen.

-¡Esto no es culpa mía, y lo sabes!- Grité con algo de furia.

-¡Me da igual, ya no aguanto más que hablen así de mi!- Su cara estaba roja de ira.

-¡Pues tal vez ya no deberías estar conmigo!- Grité frustrada.

En ese momento su expresión cambió radicalmente a una de preocupación y arrepentimiento, pero me dio igual.

-Mad, espera, yo no quise...-

-Pero lo hiciste, me voy a tomar el aire- Dije con las llaves del coche ya en la mano.

-Maddie, espera, no deberías conducir. Vamos a hablar, por favor- Sus ojos estaban húmedos, y por un momento pensé en quedarme, pero ya era tarde, mis pies se movían hacia la salida y yo no podía evitarlo.

Mientras entraba en el ascensor con lágrimas en los ojos, se oían los gritos de Dash pidiéndome que me quede. Pero no lo hice.

Entré en el coche aún llorando y emprendí mi camino.

No tenía ni idea de a donde me dirigía, pero esa era la intención.

A penas veía por las lágrimas, y entonces sucedió.

Sentí un golpe, no sabía muy bien donde fue, pero me dolía todo.

Un negro intenso se abrió paso en mi mente y me quedé profundamente dormida, o tal vez estaba despertando de un mal sueño.

Abrí los ojos por la alarma del móvil, o eso creía yo. Al mirar a mi alrededor, lo que vi me dejó sin palabras. Mentiría si dijese que no me lo esperaba, pero aún así era demasiado para asimilarlo.

Dash estaba llorando arrodillado a mi lado, mientras sostenía mi mano. 

Yo flotaba a la deriva mirando mi cuerpo tirado a su lado. 

El sonido de la ambulancia era cada vez más fuerte, se escuchaban gritos, sollozos...

Rápidamente me acostaron en una camilla y me subieron a la ambulancia, el moreno me sostenía la mano, mientras los paramédicos hacían todo lo posible.

Y entonces me volví a dormir, al despertar ya no estaba en la calle, ni siquiera en la ambulancia, estaba en el hospital.

Había un montón de máquinas a mi alrededor.

Miré hacia un lado y vi a Dash agarrando mi mano mientras dormía en una silla con los ojos y la nariz roja de llorar.

Quería decirle que estaba bien, pero no podía, las palabras no salían de mi boca por mucho que lo intentase.

La puerta se abrió dejando ver a una enfermera, la cual al verme despierta fue corriendo a por un médico.

En ese momento Dash me miró y se levantó de la silla rápidamente.

-Mad, dios mío, estás despierta- Dijo antes de abrazarme despacio, apenas tocándome. Entonces se separó y vi su cara de culpa, mientras las lágrimas adornaban sus ojos. -Esto es culpa mía, no te tendría que haber dicho eso, lo siento- El moreno ya lloraba sin control.

Intente decirle que no pasaba nada, que no era su culpa, o tan solo mostrarle una sonrisa, pero no era capaz, mi cuerpo no respondía.

La puerta se volvió a abrir dejando ver a un montón de médicos.

-Buenos días, Maddie- Antes de que volviera a hablar me di cuanta de algo, Kenia.

Mi mano fue directamente a mi barriga, las lágrimas salían descontroladamente de mis ojos.

-Tranquila, absurda, ella está bien- Comentó Dash acariciándome la cabeza.

-Si, el bebé logró sobrevivir sin ningún daño, aunque al nacer antes de lo debido tiene que estar unos días en la incubadora. En cuanto pueda te lo traeremos para que lo conozcas. Y ahora tienes que venir con nosotros, tienes que operarte otra vez- 

Los médicos me llevaron a otra sala para la operación.

Una vez acabamos sentía un dolor horrible por todas partes, las lágrimas ya caía por mis mejillas.

Me llevaron a mi habitación, donde me esperaban Dash, su madre, la mía y Brad.

-La prensa está como loca fuera del hospital- Comentó Brad tras un largo silencio.

La verdad es que no me extrañaba nada, siempre quieren enterarse de todo.

Todos comenzaron a hablar mientras yo miraba como Dash me acariciaba la mano con suavidad.

Al oír la puerta abrirse se callaron todos mientras veían al doctor entrar.

-Buenas tardes- Dijo este -Quería informaros un poco de tu estado, Maddie. Ella se ha quedado apenas sin habla por la rotura de sus cuerdas vocales, además de tener tres costillas rotas y un estado general muy débil, al parecer su cuerpo reaccionó bien a la operación, pero aún así no os aseguro que vaya a salir bien- Dash asintió como respuesta antes de que el médico se retirase de la sala.

Lo último que recuerdo de esa noche fueron los llantos de Dash mientras yo dormía.

-Lo siento, absurda-

El inicio de una bonita historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora