Capítulo 36. Te quiero Kenia.

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Me desperté por una pequeña brisa, al abrir los ojos vi a Dash asomado por la ventana abierta de par en par, admirando las vistas.

Intenté llamarlo, pero seguía sin poder hablar, así que di un pequeño golpe sobre mi pierna, lo que provocó algo de ruido, y se giró hacía mi.

-Absurda, estás despierta, ¿te encuentras mejor?- Preguntó con algo de esperanza. Asentí lentamente, no quería que se preocupase.

Después de unos quince minutos entró una enfermera para informar que ya podía ver a Kenia, y que si yo quería la traerían a la habitación.

Lógicamente afirme como pude con la cabeza y se retiró de la sala.

-Es preciosa, ya lo verás. Es igualita a ti, pero con mis ojos- Comentó el moreno con un brillo especial en los ojos.

La puerta se volvió a abrir y entró la misma enfermera de antes, pero está vez con mi pequeña en brazos.

-¿Estás lista?- Yo solo asentí, y me la entregó.

En cuanto la vi por primera vez me di cuenta de que Dash tenía razón, era yo, pero con sus ojos; unos ojos verdes, tan profundos que cualquiera podría perderse en su inmensidad durante horas. Cuando me quise dar cuenta las lágrimas ya salían de mis ojos mientras acariciaba su pequeña carita.

Solo de pensar todos los cumpleaños que probablemente me pierda, las funciones del colegio, su graduación, su boda... Se me erizaba la piel. Era un sentimiento agridulce, estaba feliz por tenerla y que esté bien, pero triste por tener que dejarla.

-¿Es preciosa, verdad?- Dash se acercó a nosotras mientras yo asentía -En un rato van a venir a revisarte, para ver como estás- 

Tras una hora, aproximadamente, se volvió a abrir la puerta una vez más y entraron un par de enfermeras junto al médico.

-Bueno Maddie, comencemos- Comenta este.

Una de las enfermeras se acercó para llevarse a Kenia. Deje un pequeño beso en su cabeza y se la di.

Te quiero Kenia.

Dash se retiró de la habitación, ya que no podía estar nadie allí.

(...)

Ya era de noche, Dash estaba conmigo contándome cualquier cosa para que no me aburriera.

Aún seguía con dolores por todo el cuerpo y un cansancio inmenso, pero no era capaz de dormir.

En ese momento entró el médico y el moreno se puso en pie.

-Buenas noches, antes de nada os pido que os toméis esto con calma, ya que cualquier tipo de alteración le haría mal a Maddie, pero quería deciros que tu estado es muy malo, algunos de tus órganos se están debilitando cada vez más. No quiero que perdáis las esperanzas, pero tampoco quiero daros falsas ilusiones. Tal vez mejores, pero también hay que tener en cuenta otros posibles finales, quizás te quedan horas Maddie, lo siento-

En parte me lo esperaba, quiero decir, no estoy bien, lo noto, pero aún así es una noticia muy impactante.

El médico se fue dejándonos solos al moreno y a mi.

-No- Soltó de repente Dash rompiendo el silencio, yo lo miré confusa -No puede acabar esto así, no puedo perderte, no quiero hacerlo- Dejó caer su cabeza sobre mi regazo delicadamente mientras lloraba, yo le acaricié el pelo como pude.

-No va a pasar, pero si esto es el final quiero que sepas que te quiero, no, no es solo que te quiera, estoy enamorado de ti. Jodidamente enamorado, quiero que sepas que jamás te voy a superar, aún que seas una absurda, porque eres mi absurda. Le pienso hablar de ti a Kenia cada día, va a admirarte y quererte. Te quiero demasiado absurda- Se notaba en sus ojos que tenía mucho más que decir, pero no encontraba las palabras.

(...)

Mis padres y los de Dash llegaron tan pronto como se enteraron, al igual que Kate, Brad y Jackson. Se fueron todos ayer para descansar algo, ya que desde que estoy aquí no salieron del hospital bajo ningún concepto.

Estaban todos conmigo, hasta Kenia que ya no tenía que usar la incubadora y la trajeron para la habitación hacía unas horas.

Lloraban disimuladamente, sabía que no querían preocuparme, así que ocultaban las lágrimas.

Mamá me trajo un álbum de cuando era pequeña.

Había fotos de mi primer cumpleaños, mi primer baño, mi graduación, con mis antiguos amigos...

Me pasé un rato grande viéndolo con Dash y los demás, me di cuenta de que, aún que por mucho tiempo no lo vi, tuve una vida feliz y no querría cambiar absolutamente nada.

Después de una larga tarde me quede dormida rodeada de las personas a las que más quiero. Mi familia.

El inicio de una bonita historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora