Ya casi.
Pensé, pero de repente unos fuertes brazos me agarraron y me quitaron las tijeras de mi mano, envolviéndome en un fuerte abrazo.
-Maddie, lo siento, de verdad yo no quería decir eso, solo que me puse celoso. Pero, por favor, no vuelvas a hacer eso. Se que no es solo por lo que te dije, que tienes mas problemas, pero porfavor déjame ayudarte.- Dash hundió su cara en el hueco de mi cuello llorando.
-Yo... no quiero seguir así, Dash, no puedo-
-Claro que puedes- Nos quedamos callados un rato, abrazados. Ya estábamos más tranquilos cuando Dash habló.
-¿No te da miedo?-
-¿El qué?-
-La muerte, es algo tan cercano a la vida, pero a la vez tan alejado-
-Yo no le temo a la muerte, Dash, yo le temo a la vida-
-¿Como no le vas a tener miedo a algo tan desconocido?- Preguntó el moreno mirándome a los ojos.
-Que sea desconocido no tiene nada que ver con el miedo que de. Hay cosas tan conocidas y reales que dan más miedo que lo irreal y desconocido- Sus ojos verdes estaban llenos de curiosidad.
-Supongo que tienes razón, pero a veces vale la pena enfrentarse a tus miedos que esconderse en lo irreal y desconocido- Puede que tuviera razón, puede que en vez de huir tuviera que enfrentarme a la vida.
-¿Y si no puedo sola?-
-Es que no estás sola, Maddie- Le mostré una sonrisa de boca cerrada y siguió hablando -Y ahora vamos a dar un paseo, y así te despejas un poco- Dijo mientras me ofrecía su mano -Pero vamos a usar el plan b, es más divertido-
-¿Plan b?-
-Sí, vamos- No tenía muy claro lo que quería hacer, pero aún así decidí ir con él.
Empezamos a caminar hacia la salida, pero mi pesado vecino se paró delante de una ventana. Para ser más exacta, era la ventana por la que podías acceder a las escaleras de incendios.
-¿Confías en mí?-
-No- Bromeé
-Pues venga- Tiró ligeramente de mi mano y salí por la ventana, seguida de él.
-Dash, esto está muy alto-
-Vaya, está bien que te enteres que vivimos en el penúltimo piso de este edificio-
Seguimos bajando hasta llegar a nuestro destino.
-Ves, no era para tanto, absurda-
-Ahora estoy cansada-
-Eres una exagerada, tampoco bajamos tantos pisos-
-Pues para la próxima bajas tu solo- Él soltó un suspiro, caminó hasta quedar en frente mía y se dio la vuela, quedando de espaldas a mí.
-Sube antes de que me arrepienta- Me subí a su caballito con una sonrisa de oreja a oreja. -No te rías tanto, que esto no va a ser así siempre-
-Eso ya lo veremos- Pasamos al lado de una heladería y Dash se paró.
-¿Quieres un helado?-
-¿Con este frío?-
-Venga, no seas aburrida- No me dejó contestar ya que entró en el local y compró dos helados.
-Aquí tienes- Nos sentamos en un banco y me dio el helado.
Agarré el helado mirándolo pensativa.
-Gracias- Susurré.
-¿Por qué?-
-Pues por todo. Me estás ayudando, y sinceramente no sé porque-
-Joder Maddie, me sorprende que aún no te des cuenta-
-¿Cuenta de qué?- Él me miró fijamente a los ojos y habló.
-De que me gustas, de que estoy perdidamente enamorado de ti- Sus palabras dieron vueltas por mi cabeza.
¿Yo le gusto?
¿Él me gusta?
-Yo... No sé que decir-
-No tienes que decir nada-
-Yo...- No estaba segura de lo que iba a decir, pero ya no había vuelta atrás. -creo que también me gustas-
-No estás obligada a decirlo si no lo sientes-
No sabía que decir, ni siquiera sabía si estaba enamorada de él o no.
-¿Quieres volver a casa y vemos una peli?-
-Claro, pero elijo yo la peli, y quiero que me lleves en el colo aún estoy cansada- Suelta una carcajada y al instante me pongo roja.
¿Pero qué me pasa?
Que estás enamorada.
Pero, eso es imposible ¿Verdad?
Dash se acercó a mi y me levanto pasado mis piernas al rededor de su cadera y empezó a caminar.
Iba tan cansada que apoye mi cabeza en su hombro mientras me terminaba el helado.
Al llegar a la entrada del edificio, me bajó y unió sus labios con los míos.
-Podría acostumbrarme a que me des besos- Dije sin pensar. -Quiero decir, que gracias por llevarme en el colo- Él soltó una carcajada lo que me hizo ponerme roja.
-Si quieres te puedo dar otro- No contesté, simplemente acerqué mi cara a la suya y lo besé.
-¿Y si subimos?- Pregunté nerviosa.
-Claro- Me agarró de la mano y subimos.
Al llegar al apartamento me senté en el sofá y Dash fue al baño.
-¡Dash!- Lo llamé desde mi sitio.
-¿Qué pasa?-
-¿Me puedes traer el mando? Creo que está en el mesado de la cocina-
-Claro-
Cuando llegó al sofá se tiró encima mía, yo lo aparté dejando su cabeza apoyada en mis piernas y le di caricias en el pelo. Él me entregó el mando y yo lo cogí gustosa.
-¿Cuál vamos a ver, absurda?- Preguntó mirando la tele.
-Un monstruo viene a verme- Era mi película favorita desde que la vi por primera vez.
-Está bien-
Después de acabarla estábamos hablando de cualquier cosa cuando el timbre sonó.
Fui a la puerta y al abrirla me encontré con...Mía.
-¿Mía, qué haces aquí?-
-Maddie, necesito hablar contigo, por favor-
***
Nota de autora.
Sé que este capítulo es un poco cursi y todo muy bonito. Pero no todo es tan bonito como parece, ¿o si?
Espero que os guste.
Hasta el próximo capítulo;)
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El inicio de una bonita historia.
Fiksi RemajaMaddie Ashford no quería sentir, Dash McCully estaba lleno de sentimientos. Juntos intentan escribir su historia, aunque no todo es tan bonito como parece. ⚠️En esta historia se tratan temas muy delicados. Recuerda que solo es un libro, no deberías...