Capítulo 20. ¿Mentiras?

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Un mes después de la muerte de la abuela de Dash todo empezaba a ser como antes, aún que seguía sin perdonarlo del todo.

El moreno ya estaba más animado, yo seguía rodando la película. Quedábamos de vez en cuando con Mía, Kate y los chicos. 

Ahora estábamos en el sofá viendo una peli, tenía mi cabeza sobre las piernas del ojiverde mientras me acariciaba el pelo con demasiada delicadeza. 

-¿Quieres?- Dijo Dash acercándome el vote de palomitas. Cogí un puñado y me lo llevé a la boca comiéndolas, él se quedó mirando mis labios, inconscientemente los humedecí. Unió sus labios con los míos formando un beso cálido y lleno de lujuria.

En un ágil movimiento el moreno me sentó sobre sus piernas, quedando entre las mismas.

Seguimos besándonos, hasta que él bajó sus besos a mi cuello. Hizo un además de quitarme la sudadera, pero en ese momento alguien llamó a la puerta.

-Juro que esto no se va a quedar así- Susurró el ojiverde sobre mis labios. Me reí y fui a abrir la puerta.

-Mía, pasa- Me hice a un lado para dejarla pasar. Estaba un poco sorprendida por su presencia, en teoría hoy iba a estar todo el día con Kate. Ellas llevaban casi un mes siendo novias, la verdad es que se veían muy bien juntas, y hacían buena pareja.

 Al entrar me dio un abrazo y comenzó a llorar. Nos sentamos en el sofá, quedando Mía en el medio.

-Kate- Dijo entre sollozos.

-Tranquila, ¿Qué pasó?- Intenté consolarla, ella abrazó a Dash y comenzó a hablar.

-Kate y yo discutimos, lo dejamos-

-¿Por qué?- Dash, aún que suene imposible, no era muy fan del contacto humano de otras personas que no fuese yo. Sé que suena muy arrogante de mi parte, pero era verdad. Por eso usó ese todo incómodo.

-Yo no quería decirle a mis padres que tenía novia, ella se enfadó y me dejó- Dijo soltando a mi novio y mirándome.

-Tranquila, todo va a estar bien- 

Después de una tarde de lloros, pelis y comida, Mía se fue a su casa para descansar.

-Dime que te diste cuenta de que estaba mintiendo- Miré a Dash confundida.

-¿Qué?-

-Joder Mad, eres demasiado buena para tu propio bien- Susurró mientras me atraía hacia él.

-¿Estaba mintiendo?- Pregunté más para mí misma que para Dash.

-No creo que estuviese mintiendo, pero si que estaba adornando la verdad- Lo miré aún más confundida.

¿Por qué Mía me mentiría?

-¿Y como sé que no me estás mintiendo tú?- Le apunté el pecho con mi dedo índice bromeando.

-¿Tú no notaste que Mía estuvo rara estos días?- Me paré a pensar, y tenía razón. Estos últimos días andaba más pegada a Dash, hasta llegué a pensar que solo quería venir para verlo. Pero creía que todo era producto de mi imaginación.

-¿Crees que debería hablar con ella?- Dash negó con la cabeza, lo que me confundió aún más.

-Creo que primero deberías hablar con Kate para saber su versión de la historia- Asentí lentamente analizando todo.

-Bien, mañana hablaré con Kate, pero ahora tengo demasiado sueño- Sin previo aviso Dash paso una mano por debajo de mis piernas y otra por mi nuca y me llevó hasta la cama.

Intenté levantarme para ponerme el pijama, pero unos fuertes brazos lo impidieron.

-Dash, tengo que ponerme el pijama- Sin decir nada se acercó al armario y sacó una sudadera suya y un pantalón corto mío.

Comenzó a quitarme la ropa detallando cada curva de mi cuerpo con delicadeza. Me puso el pijama y me arropó bajo las sábanas de la cama.

Acto seguido se tiró encima mía abrazándome por la cintura, apoyando su cabeza en mi pecho y entrelazando nuestras piernas.

Yo acaricié su pelo y agarré a Nevadito mientras cerraba los ojos y, finalmente, me quedé dormida.

-¡No!- Josh estaba encima mía, y yo intentaba zafarme de él.

-¡Cállate!- Un fuerte golpe en las costillas hizo que me callase. 

Empezó a quitarme la ropa con una sonrisa asquerosa.

-¡Para, por favor!- Conseguí decir entre sollozos, pero no conseguí nasa, así que cerré los ojos con fuerza y esperé lo peor.

Abrí los ojos de golpe, encontrándome con eses ojos verdes, desprendían demasiada paz y seguridad.

-Ei, tranquila. Ven aquí- Me acerqué a él abrazándolo con demasiada fuerza.

-No quiero que me vuelva a hacer algo-

-No va a hacerte nada, te lo prometo- Dijo mientras me limpiaba un par de lágrimas que caían por mis mejillas.

-Ya pedí cita con el psicólogo, bueno tenía la agenda un poco completa y solo pudo hacerme un hueco para dentro de unos meses- Cambié de tema.

-¿Enserio?- Sonrió ampliamente al oír eso.

-¿Podrías acompañarme?- Pregunté tímida.

-Claro, a ti te acompañaría hasta al fin del mundo. Te quiero, absurda-

-Y yo a ti, pesado- Lo besé con suavidad.

-¿Eso significa que me perdonas?-

-Puede- Dije antes mientras se me cerraban los ojos.

Sentí una mano por mi cintura, y de repente mi espalda estaba pegada a su pecho.

-Descansa- Susurró dejándome un beso en la cabeza.

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Cuatro de la mañana, seguía sin conseguir dormir. Dash ya estaba en su quinto sueño, cuando yo me levanté y decidí ir a beber un vaso de agua para despejarme.

Estaba contemplando las luces de Nueva York por la ventana, cuando sentí unos fuertes brazos rodeándome.

-¿Qué haces despierta?- Susurró con una voz ronca.

-No era capaz de dormir, ¿Y tú?-

-Resulta que me cuesta dormir sin ti- Me di la vuelta sobre sus brazos dejando un beso casto en sus labios.

-Es que soy increíble-

-Eso no lo dudo- Y volvió a besarme. -¿Sabes? Antes dejamos algo a medias- Sonrió pícaro.

-No lo recuerdo- Fingí no saber de lo que hablaba.

-No te preocupes, yo te refresco la memoria- Dicho eso me sujetó en el aire y enredé mis piernas al rededor de su cintura mientras nos besábamos.

***

Nota de autora.

Hola a todos.

Siento haber tardando tanto en actualizar, pero es que no tenía inspiración. 

Espero que os haya gustado.

Hasta el próximo capítulo;)

El inicio de una bonita historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora