VII

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Soobin recargó su cabeza en el hombro derecho de Yeonjun y cerró la ojos, dejándose llevar por la calma que le producía estar viajando por aquel espeso y aromático bosque de pinos

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Soobin recargó su cabeza en el hombro derecho de Yeonjun y cerró la ojos, dejándose llevar por la calma que le producía estar viajando por aquel espeso y aromático bosque de pinos.

—Me gusta mucho este lugar—Comentó el azabache, mientras el pelirrojo entrelazaba sus manos.

—También a mi. Son contadas las veces que me he adentrado al bosque.

—¿Cuáles son esas veces?

—Venía con mi primo y padre a practicar el tiro con arco. Alguna vez acampamos, pero lo hicimos cerca del palacio.

—Nunca he acampado.

—Cuando regresemos, vendremos a acampar.

—¿En serio estás aceptando casarte conmigo?—Preguntó el menor con inseguridad, con aquella pregunta atormentandole la cabeza y su corazón.

—Pensé que lo había dejado claro en la noche del baile.

—Si, pero pensé que cambiarías de opinión.

—Ey—Yeonjun levantó con cuidado la cabeza del azabache de su hombro y lo hizo mirarle a los ojos—Hablaba en serio cuando dije sobre reinar juntos.

Los ojos de Soobin comenzaron a nublarse y parpadeó repetidas veces para alejar las lágrimas que amenazaban con salir.

—Tambien hablé en serio cuando dije que quería traer a nuestra princesa a la cabaña qué haremos, Soobin.

—¡Oh, Yeonjun!—Soobin se abrazó al cuello del príncipe dejando salir sus lágrimas.

Yeonjun reconfortaba al menor, acariciando su espalda y dando palmaditas de vez en cuando mientras susurraba en tono dulce "Soobin, tranquilo".

Se separaron y Soobin limpió torpemente sus lágrimas, intentando calmar su llanto. Yeonjun apartó sus manos y con su pulgar limpió las lágrimas del menor, besando delicadamente cada uno de sus párpados.

Yeonjun estaba a punto de depositar un beso en los labios esponjosos del príncipe de Ga-ja, cuando la carroza donde viajaban pasó sobre una gran piedra que se encontraba  en el camino de piedra, provocando que ambos brincaran, golpeándose la cabeza con el techo del vehículo, riéndose mientras sobaban la zona afectada.

Fueron capaces de escuchar los gritos de sus madres desde la carroza trasera, dándoles a entender que les había ocurrido lo mismo, se empezaron a reír nuevamente, pero estés vez de manera discreta.

Yeonjun tomó de las mejillas a Soobin y lo acercó para depositar un tierno beso en sus labios.

—No dudes más sobre el hecho de que quiero reinar a tu lado.

El menor asintió con una gran sonrisa y volvieron a su posición inicial, con Soobin recargándose del hombro del pelirrojo y este con su cabeza sobre la del azabache.

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