VIII

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Soobin dió tres golpes a la puerta de la habitación que Yeonjun estaba utilizando

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Soobin dió tres golpes a la puerta de la habitación que Yeonjun estaba utilizando. Al no obtener respuesta, volvió a tocar y a la tercera, decidió entrar. 

—¿Yeonjun?—Llamó, asomando un poco la cabeza, pues no quería que ocurriera otro incidente como el que sucedió en el reino Moonie, cuando entró sin avisar.

Al no ver al príncipe, Soobin decidió entrar, repitiendo el nombre de su mayor,pero seguía sin obtener respuesta. Se dirigió preocupado al baño hasta que de un momento a otro, encontró al pelirrojo profundamente dormido en la gran cama de la habitación.

Suspiró aliviado de que su futuro esposo estuviera bien y sonrió, sentándose a pies de la cama, llevando cuidadosamente una mano hacia las delgadas mejillas del principe, acariciándolas con  suavidad.

Yeonjun se removió ante el tacto y unos segundos después abrió sus ojos, encontrando a un Soobin sonriente y radiante que inmediatamente lo hizo sonreír.

—Has vuelto—Mencionó, haciendo el amago de levantarse, pero el menor colocó una mano en su pecho para impedirlo.

—Duerme otro rato, aún no está lista la comida—Admitió con un poco de vergüenza, pues probablemente sus invitados estarían hambrientos después del viaje y era por eso que a su madre se le veía enojada en el piso de abajo. Yeonjun negó con la cabeza.

—Dijiste que querías enseñarme el palacio—Soobin lo miró con un brillo singular en los ojos.

—¿De verdad quieres que lo haga?

—Claro, no tuve oportunidad de mostrarte mi casa por el poco tiempo que estuvimos en Moonie—Soobin asintió triste.

—De seguro es mucho más linda que la mía.

—Por supuesto que si—Yeonjun recibió un pequeño golpe en el brazo por parte del azabache.

—Vayamos, entonces—Soobin se levantó y esperó a que el mayor se reincorporara.

Salieron de la casa hacia los grandes jardines, siendo recibidos por los cálidos rayos del sol.

—Príncipe Yeonjun, ¿A dónde se dirigen?—Preguntó Jungkook, uno de sus guardias reales que a pesar de tener gran poder político dentro de la familia, prefería proteger al pelirrojo y a los reyes.

—El príncipe Soobin me mostrará el lugar—Dijo mientras negaba con la cabeza, dándole a entender al de facciones de conejo que no era necesario seguirles.

—¿Vamos?—Preguntó Soobin, señalando hacia el final de uno de los pasillos de adoquines.

Yeonjun asintió y ofreció su brazo derecho para que el menor lo tomara. Caminaron de esa manera mientras conversaban del buen clima que hacía y el cómo aquello sería una buena idea para un día de campo. Metros más atrás iba Jungkook, siguiéndoles sigilosamente y saludando con algún corto movimiento de manos a los demás guardias de la familia real en Ga-ja.

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