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Era de madrugada y Yeonjun se encontraba de pie al lado de la gran habitación en el reino de Ga-Ja, junto a una pequeña cama de madera fina, cantando bajo mientras terminaba de verter el agua tibia en el pequeño biberón

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Era de madrugada y Yeonjun se encontraba de pie al lado de la gran habitación en el reino de Ga-Ja, junto a una pequeña cama de madera fina, cantando bajo mientras terminaba de verter el agua tibia en el pequeño biberón

A unos cuantos metros, Soobin descansaba profundamente en la cama. Su respiración acompañada de la canción que entonaba el príncipe de Moonie.

—Ven acá, cariño—Dijo con suavidad, cargando con extraordinaria delicadeza el pequeño cuerpo que yacía en su cuna. Yeonjun sonrió al ver los grandes ojos de su hija mirarlo mientras abría su boquita cuando le acercó el biberón—Así que mi princesa tenía mucha hambre.

Yeonjun mecía suavemente a la niña de seis meses entre sus brazos, continuando con su canción y admirando la belleza de esta misma, pues sin duda, era tan hermosa como Seoho y tan inquieta como Yeonjun.

Tres años habían pasado desde que contrajeron matrimonio, los cuales, fueron de gran provecho para su formación como reyes. Viajaron al reino del Norte para construir la casa del bosque que tanto querían, e incluso asistieron a la ceremonia de presentación del hijo de Beomgyu y Taehyun, un tierno varón rubio llamado Sunoo.

Soobin y él habían decidido que querían una primogénita, por lo que un año previo al embarazo, asistieron con los mejores doctores de los reinos para su planificación familiar. Después de la fecha indicada para el posible convencimiento, esperaban ansiosos ambos príncipes en la biblioteca de Moonie.

—Lamento la tardanza—Dijo el doctor al ingresar, ofreciendo una reverencia.

—¿Y bien?—Cuestionó Soobin inquieto, apretando la mano de Yeonjun.

—Felicidades, están esperando a su primogénito—Los felicitó.

Yeonjun abrazó inmediatamente a Soobin, llorando en su hombro mientras le agradecía incluso por respirar. El príncipe de Ga-Ja se mantuvo perplejo durante algunos segundos, pero cuando su mente finalmente proceso la noticia de que dentro de él había un bebé, se soltó a llorar en los brazos de Yeonjun, quien besaba su cabeza tiernamente.

Los gritos eufóricos de los cuatro reyes se habían escuchado hasta el cielo cuando se enteraron de la noticia, sin embargo, no estaban tan entusiasmados a la hora de mandar al personal a preparar los extraños antojos de Soobin a las dos de la madrugada.

—Pero Soobin, ¿Cómo vas a comer cereal de cebolla verde con Sprite?—Yeonjun estaba angustiado, no era una combinación sana y lo que menos quería era ver a su esposo sufriendo por malestar del estómago.

—Si no lo consigues tú, iré yo mismo a que me lo preparen—Respondió el menor totalmente decidido, levantándose de la cama con el ceño fruncido y caminando hacia la puerta. Yeonjun cerró los ojos y apretó su sien con la mano.

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