𝓚𝓲𝓵𝓵𝓮𝓻 【𝕐𝕦𝕦𝕄𝕚𝕜𝕒】 [Concluida]

9. Escape

Al día siguiente, el primero en despertar fue Yuu.

Giró su cabeza hacia la derecha para ver si el blondo seguía ahí. Al parecer se quedó muy dormido ya que se encontraba a su lado.
Frunció levemente su ceño, incluso una sonrisa se formó en sus labios al ver tal imagen frente a él. Mikaela tenía su puño izquierdo cerrado y lo tenía cerca de su boca. Lo cual le hacía ver demasiado adorable.

Se acercó a su oído para hablarle en voz baja y no despertarlo.

-Voy a estar en la cocina -avisó, acariciando suavemente su hombro izquierdo. Al momento de alejarse, lo arropó mejor.

Se levantó de la cama y se dió una ducha. Al salir se cambió dejando la sudadera a un lado del blondo para que se la pusiera al despertar; así fue a la cocina a hacer el desayuno.

Ahí tomó todo lo necesario para hacer unos deliciosos panqueques. Para después servirlos y decorarlos con unas moras y frambuesas que tenía el menor en el refrigerador.

Por un momento se sentía alegre, pero recordó que eso no era más que otra manipulación a su cerebro.

Se recargo en la mesa y suspiró. Realmente no podía creer que eso estuviera pasando. Osea, casi no sabe sobre él. No era más que un maldito indicio de Estocolmo y eso no era para nada bueno.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que se sobresaltó al sentir que el rubio le abrazaba por la espalda.

-Buenos días, Yuu-Chan -saluda el ojizafiro con una sonrisa. El nombrado nuevamente suspiró, pero ahora algo aliviado.

-Buenos días... -devuelve el gesto, palmeando suavemente su cabeza -. Mika... -termino de completar su frase, dejando estático al rubio.

Yuu notó que éste no se movía para nada, intentó separarlo de su cuerpo, pero cuando menos los espero, el rubio le soltó pero le hizo alejarse de la mesa, para después lanzarse al mayor y tirarlo al suelo.

Luego de muchos besos y mimos, se levantaron para poder desayunar con tranquilidad.

Los días pasaron lentamente, cosa que hizo que Yuichirou conociera un poco más a Mikaela. Solo que, no decía nada con respecto a los asesinatos que había cometido.