Capítulo 2

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Matrimonio. La unión de dos personas, hasta que la muerte los separa, suena catastrófico y hasta cierto punto aterrador. Pero esa siempre ha sido la forma en la que se lo ha visto, un lazo inquebrantable, donde se da fidelidad y amor, y en algunas casos ninguna de esas dos. Muchas personas solo llegan a este por el diamante en el anillo, por la gran fiesta, la envidia de los invitados o mucho dinero de por medio. El caso de Lee Donghae, era un poco de todo.

Era joven pero no estúpido, sabía dónde se encontraba parada su familia, podría ser su padre el primer ministro pero eso no significaba que todo fuera legal en sus acciones. Le dijeron que se casaría y explicaron amplia y gráficamente quien seria su esposo, tal vez pudo sentirse aterrorisado, con miedo o pavor, pero no fue así. Había más curiosidad que nada, cuando dos días antes de la boda le llegó un anillo de oro blanco con un diamante tan grande que era imposible ignorar solo sintió emoción.

Quizá su futuro esposo, el jefe de la mafia del lobo de plata fuese peligroso, él no era un cordero indefenso. Era el hijo del primer ministro del país, no podían hacerle nada o lo pagarían. Su padre creyó por años que ya no tendría más desendencia, por ello adoptó a dos de sus hermanos, sin embargo, nació él. Donghae siempre ha sido el consentido, levantaría al país en armas solo para encontrarlo, no tenía que temer.

Aún así, el matrimonio implicaba muchas cosas, podían haber cosas buenas o malas pero eran cambiantes y dependían de las parejas. Seguiría asistiendo a clases, seguiría saliendo con sus amigos, yendo a las tediosas cenas familiares, pero ahora tenía un esposo. La palabra se sentía tan rara y extraña en su mente, que no se imagina como será cuando la pronuncié.

El festejo de la boda pasa para él como un sueño, había cosas lindas y parecía elegante, a pesar de que el rostro de su ahora esposo reflejaba nada más que molestia, eso no lo detuvo para ver los rasgos atractivos, parecía apuesto. Siguió la línea de la mirada hasta la mujer que estaba hablando, mencionó algo sobre follar o fallar, no pudo evitar soltar una risa divertida por ello. Quizá ya estaba ebrio o era el efecto del cigarrillo que casi lo ahoga después de firmar el contrato de "hasta que la muerte los separae" que frase tan turbia.

Hubo aplausos y risas, escucho brindis y vislumbro a su padre pálido como una hoja de papel, siempre le ha dicho que tome más sol pero le ignora. Cuando vuelve a la realidad, está en una suite, o al menos se ve decente si no es una. Tiene sofás grandes y una cocina, hay una enorme ventana con luces de la ciudad. El piso es negro y Donghae solo piensa que es igual a la noche.

—...el sofá —Es lo único que registra su cerebro, voltea a ver al hombre que viene del pasillo, era su esposo, parecía cansado.

Donghae voltea a ver el sofá, parecía cómodo y de pronto se veía como el lugar perfecto para dormir. Apenas dio un par de pasos hacia este cuando lo tomaron del brazo, caminan tras él mayor, empuja los portones y se toman con una enorme habitación.

—Te dije que en el sofá no, si alguien entra y te ve ahí solo se harán rumores ¿Lo entiendes? —Pregunta a la vez que se gira en su dirección, hay cierta exasperación en su voz. No se le ven arrugas para su edad, solo marcas en la comisura de los ojos ¿Por sonreír?

—¿Qué..?—Le quiere preguntar pero la voz le salio más como una exigencia, estaba acostumbrado a ser exigente. Un mal hábito, lo admite.

De alguna manera termina recostado en la cama, de pronto todo empieza a dar vueltas. El techo luce borroso y el sonido de su corazón le retumba en los oídos, cree que empieza a escuchar un zumbido.

-¿Estas ebrio? -Lo ve inclinarse sobre él, su cabello oscuro cae sobre la pálida piel y vislumbra una mancha negra en el cuello ¿Era un tatuaje? El siempre quiso uno pero nunca se decidió por algo en especial.

El Tigre De PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora