El Tigre De Plata

Capítulo 8

Aburrimiento. Esa sensación que tienes de que el mundo se vuelve exageradamente lento, que las manecillas del reloj no se mueven en lo más mínimo y que el tiempo transcurre tan lento. Donghae se sentía justo así, estaba en una hermosa casa, con un enorme jardín pero completamente aburrido. Llevaba dos días prisionero en ese lugar creyendo que en cualquier momento le daría algo por lo tedioso que era. La ansiedad lo carcomida y un millón de pensamientos asechaban su mente sin parar. Escucha a la señora Im hablar sobre fracturas, contadores y agendas tanto que lo mareaba, no tenía clases hasta dentro de dos meses y se había cansado de escuchar a Hyo-Ri reírse de cualquier cosa que dijera Hyukjae, así que no había nada divertido que hacer.

Por lo cual decidió que se iría a dar una vuelta a la playa, no era prisionero de nadie y no creía que los guardias de ahí no lo dejaran salir. Ya estaba harto de no hacer nada mas que videollamadas con sus amigos. Kyu y Hee se habían ido a una de las mejores fiestas del mes en uno de los bares mas lujosos, sin él. Todo porque estaba de luna de miel. Absurdo.

Por lo que ese día, decidio a que seria diferente, se levanto temprano, tomo una ducha rápido y bajo a desayunar, ya que pasaría en esa mañana veraniega decidió ponerse un pantalón corto de mezclilla deslavado, una camiseta blanca para no acalorizarse demasiado y calcetines blancos ya que saliera de la casa tomaría unos zapatos de la entrada. Desayuno solo un cereal y algunas fresas del refrigerador ya que no tenia demasiado apetito, al terminar fue hasta la entrada, se coloco los tenis y salió del lugar. Apenas estaba amaneciendo, aun se sentía fresco por la brisa matutina pero era agradable. Avanzo por el camino de piedra hasta la entrada con nada mas que su teléfono y billetera, el cual era bastante largo por cierto. 

—Buen día—Saluda con una sonrisa amplia, pasa la mano por le cabello para apartarlo de su rostro mientras ve como los dos guardias solo se ven entre ellos. —¿Podrían abrir la puerta para mí? Iré a dar un paseo—Se mordisquea la parte interna de los labios mientras los hombres parecen vacilar.

—El señor nos dio ordenes de...

—¿El señor?—Pregunta Donghae, interrumpiendo a uno de los guardias, quien se queda completamente quieto sin decir una palabra mas.—¡Yo también soy el señor de esta casa! ¿Acaso no puedo entrar y salir de mi propio hogar? ¿Me tienen secuestrado?—Pregunta con hastío y molestia, logrando que los guardias solo luzcan mas nerviosos.

—Nosotros no quisimos decir eso señor, pero debemos preguntarle a...

—¿A quién?— Pregunta molesto—¡Abre la puerta! ¡YA! —Ordena con nada de paciencia, los hombres solo se ven entre ellos ofreciendose a llevarlo a algún lugar pero el castaño solo pide que lo dejen en el inicio del camino hacia la casa. Despues de eso se baja del auto y se va a pie alejándose de su aburrida luna de miel.

Le gustaba hacer ejercicio, así que la caminata le ayudó a despertar hasta se sentía de mejor humor. Afortunadamente no tuvo problemas para dar con el pequeño pueblo. Era bonito y bastante colorido, el aire fresco del mar le daba tanta paz, mezclado con ese aroma salado particular que le recibieron, le recordaba a su hogar de la infancia. Siguió avanzando sin rumbo entre las calles, solo viendo los enormes letreros y anuncios, no había mucha gente a los alrededores pero si se veía alguna que otra cada ciertos pasos. Después de casi media hora dio con el camino que llevaba a la playa, una calle entre las casa que dejaba ver el mar directamente.

Avanzó hasta dar con una escalera, los escalones eran piedras insertadas entre la arena que llevaban hasta el mar, había unas cuantas personas rondando así que imaginó que no habría problema si paseaba por la orilla. El oleaje era tranquilo, la arena no era pesada y no había mucha gente por lo cual era perfecto. Si su marido no lo encontraba no era su problema, lo cual era poco probable ya que estaba demasiado ocupado con su "amiga de la infancia", quizá ni noto su ausencia.